Esta próxima semana acaba la campaña oleícola 2019/2020, que bien podía resumirse con el titular “Dos golpes y un destino”. Una campaña para olvidar, para aprender también y para sacar conclusiones de lo mucho que hay que mejorar. Una campaña en la que el maldito Covid-19 ha traído más incertidumbre y desasosiego a un sector, en líneas generales, complejo, sacrificado y conservador como es el del olivar y el de los aceites de oliva, que ha acusado también el varapalo de una segunda campaña nefasta de cotizaciones en el mercado de origen con precios prácticamente de ruina para el olivar tradicional.

Con estos dos golpetazos, de extraordinadora gravedad, los olivicultores, principalmente los del olivar menos productivo, el de olivos de tronco gordo, se ha limitado a sobrevivir y a malvender su producto como único destino en este tiempo bautizado como nueva normalidad, un periodo que ha puesto en jaque y en solfa a todo un sector ante el nuevo orden de intranquilidad y de precios poco rentables que impera en el mercado.

Acaba otra campaña de bajos precios en origen, de movilizaciones que dieron paso del invierno caliente al resistiré, de la activación del almacenamiento privado del aceite de oliva, de la exploración de la autorregulación, del Bréxit, de los aranceles de Trump, de la negociación de la PAC que entra en su recta final, de la voluntariosa Ley de la Cadena Alimentaria, de la escadez de lluvias en la segunda parte del año, una campaña en la que se aprobó por fin la nueva IGP Aceite de Jaén, del récord de importaciones, etcétera, ectéra.

Esta campaña que llega a su fin fue catalogada de media, con casi 1.122.000 toneladas de aceite de oliva de producción en España, aunque venía lastrada por un elevadísimo enlace de 755.000 toneladas. A la novedad del récord de importaciones en un mercado interior con abundancia de aceite de oliva, hay que destacar una comercialización que estará en torno a los 1,6 millones de toneladas, aunque con un valor bajo por los precios y un enlace que bordeará el medio millón de toneladas para afrontar una próxima campaña que, pese a todo, se presenta con no poca expectación, con mucha incertidumbre, con una cosecha más alta en términos productivos y siempre apasionante.

*Asensio López

Director de la revista Oleum Xauen.

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