El consultor estratégico Juan Vilar estima que el consumo de aceite de oliva superará en un siete por ciento a la producción mundial, que pronostica en casi 3.120.000 toneladas frente a 3.142.700 toneladas que augura para el consumo en esta campaña oleícola 2020/2021.

Así lo revela en su informe de coyuntura de septiembre, en el que subraya una estimación de producción para España de 1.633.000 toneladas de aceite de oliva, de las que 630.000 se obtendrían en la provincia de Jaén y 310.000 en la de Córdoba. Para Italia prevé 270.000; 240.000 para Grecia; 180.000 en Turquía; 140.000 en Marruecos; 130.000 en Túnez y 120.000 en Portugal, entre otros países productores.  

Vilar entiende que se produciría una caída de producción desde el año pasado a éste de casi un 4% motivado por los descensos de Túnez, Italia, Portugal, Grecia, y en menor medida de Marruecos. Ello hace que, acompañado por la tendencia de mantenimiento, con ligera subida del consumo mundial (más del 7% sobre la previsión prevista), al final de la campaña siguiente el enlace internacional descienda en algo más del 3,2%.

En el corto plazo, esa caída potencial de producción, unida a la falta de disponibilidad de virgen extra en el mundo, haría que los precios de éste, con una calidad adecuada ascendieran desde principio de campaña. Podríamos ver cotizaciones de hasta 3,20 euros en Portugal a mediados de octubre, según señala. Cediendo de forma gradual por semanas, situándose a principios de campaña en España en los entornos de los 2,50-2,40 euros, siempre hablando de vírgenes extra de calidad solvente. Más adelante en la campaña irían minorando algo, pero manteniendo al menos en tendencias de los 2,20-2,30 euros hasta finales de enero, según aventura.

Durante la campaña 2020-21, el consumo mundial superaría en términos de magnitud a la producción, circunstancia que no ocurría desde hacia tiempo.


La ausencia de aceite en los principales países provocaría que los precios se mantuvieran para esta categoría virgen extra, en esta cotización hasta marzo. Todo ello teniendo en cuenta la evolución de magnitudes como la próxima previsión de campaña, la tendencia del consumo y, sobre todo, los efectos de la pandemia sobre la oferta y la demanda del sector. En categorías inferiores, lampantes y vírgenes, tendrán una tendencia menos positiva y mucho más lineal.

Se produciría una caída de productividad en los olivares mundiales de algo más del 3,4 %, y en términos de continentes todos están por debajo de la producción del pasado año, menos Europa que sube levemente gracias a la evolución positiva comparada con la campaña anterior que se espera en España.

En definitiva, de darse la situación actual, sujeta a prudencia e incidida por la climatología, circunstancias sociopolíticas y económicas e incluso a la evolución propia de la pandemia, nos podríamos encontrar ante un punto de inflexión, con una leve mejoría de precios en origen, al menos para algunas categorías, todo ello ratificado por la evolución del consumo sobre la producción.

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