Un grupo de investigadores del grupo de Marketing de la Universidad de Jaén, integrados en la Cátedra Caja Rural de Jaén José Luis García-Lomas Hernández de Economía, Comercialización y Cooperativismo Oleícola, está trabajando en este campo, a través de diferentes estudios. En la actualidad están llevando a cabo una serie de experimentos de cata de distintos aceites para estudiar la influencia que distintos procesos y tipos de personas tienen en la valoración del aceite.

Este estudio, financiado por la propia Cátedra y por el Centro de Estudios Avanzados en Olivar y Aceite de Oliva, se está desarrollando en la Antigua Escuela de Magisterio, con la participación de más de 400 ciudadanos que están siendo reclutados por la calle a los que se agradece su participación mediante la entrega de un obsequio. Según el director del proyecto, el profesor Torres Ruiz, se espera obtener un avance de resultados antes de fin de año, con importante información de utilidad para las empresas del sector.

En el marketing moderno es generalmente asumido que el valor de un producto reside en su significado para el consumidor. Los bajos precios de los aceites de oliva en las últimas campañas precisan el diseño de estrategias de valorización de los productos en el mercado, lo que significa conseguir que el aceite y su consumo sean algo más que la ingesta de una grasa saludable motivada por la costumbre, se asegura desde la Cátedra.

Se trata, en definitiva, de construir una experiencia. Algo satisfactorio, memorable, cargado de significados, susceptible de ser aprendido y enseñado, que merezca la pena; esto es, con valor para el consumidor. “Este valor puede incrementarse  mejorando la calidad intrínseca de nuestro aceite (algo en lo que hemos avanzado mucho en los últimos años), pero también gestionado todo lo que rodea al líquido en sí; desde el envase a la información que rodea al producto, su consumo y cómo proceder con el mismo. Es el reto de transformar un conjunto de moléculas con valor nutritivo en una mezcla donde se integran sentimientos, cultura, identidad, estilo de vida y el convencimiento de estar experimentando el consumo de los mejores aceites del mundo. Este camino no es fácil y requiere de pruebas y estudios realizados con consumidores”, precisa.

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