Las Denominaciones de Origen oleícolas de España, algunas de las cuales llevan trabajando casi medio siglo, se han mostrado en este tiempo como claros instrumentos de desarrollo de la calidad y de la actividad oleícola, situando a los aceites de oliva vírgenes extra españoles al máximo nivel de reconocimiento en los mercados internacionales. En las Denominaciones de Origen oleícolas se concentra la práctica totalidad del olivar existente en los Parques Naturales de España, así como una proporción importante de las Agrupaciones de Producción Integrada y agricultura ecológica.

“Desde la Sectorial de Aceite de Oliva Virgen Extra con Denominación de Origen consideramos muy positiva la redacción de una norma de calidad específica para los aceites de oliva, pues de esta forma se identifica plenamente la singularidad de un producto que nada tiene que ver con el resto de aceites vegetales comestibles, y así se ha trasladado al Ministerio de Agricultura en el periodo de consulta realizado sobre esta normativa”, asegura en un comunicado.

Y añade: “Sin embargo, consideramos que puede tener un margen de mejora, aprovechando dicha normativa para diversos temas, entre ellos principalmente dos. Por un lado, reservar los términos “Virgen Extra” y  Vírgenes para los aceites de oliva, y no para otros aceites y grasas vegetales. El consumidor hoy en día asocia estas menciones a las cualidades gastronómicas y saludables de los aceites de oliva, y si se le atribuyen a otras grasas con características diferentes, se podría generar confusión”.

Y por otro lado, no introducir restricciones legislativas a la comercialización de aceites de oliva virgen extra, que corresponden a la máxima calidad de estos aceites, de forma que no tengan que sufrir una limitación diferente a la del resto de categorías comerciales de aceite de oliva, y de otras grasas vegetales. Estas limitaciones pondrían en riesgo el volumen comercializado de aceite de oliva virgen extra español, y por tanto la rentabilidad de los productores que apuestan por la calidad en sus elaboraciones, entre ellos los inscritos en las Denominaciones de Origen Protegidas.

“Estamos convencidos que el objetivo del Ministerio de Agricultura es incrementar la comercialización de todas las categorías de los aceites de oliva, especialmente del virgen extra, y también de los vírgenes extra que cuentan con la garantía de origen y calidad de las 29 Denominaciones de Origen Protegidas de nuestro país”, añade.

SECTORIAL NACIONAL CON DENOMINACIÓN DE ORIGEN

El olivar tradicional, de baja producción y moderada pendiente significa un porcentaje importante de éstas, y aunque coexiste con olivares más productivos éstos lo son empleando variedades autóctonas de nuestras comarcas oleícolas.

Las Denominaciones de Origen de España significan, aproximadamente, 700.000 hectáreas de superficie inscrita de olivar, con 378 industrias dedicadas a la elaboración y envasado, y un total de 127.000 olivareros inscritos.

Sus producciones rondan las 400.000 toneladas de aceite de oliva virgen, y el envasado declarado como virgen extra supone aproximadamente entre el 15 y el 20% del total de aceite de oliva virgen extra comercializado por las industrias españolas

“Además, estos aceites de oliva virgen extra están comercializados en su totalidad bajo marcas propias –no de distribuidor- lo que les confiere mayor relevancia, si cabe, en el momento actual, situándose las industrias de elaboración y envasado inscritas en las denominaciones de origen, como las más reconocidas por la calidad de sus producciones y por sus iniciativas exportadora basada en estrategias de valor”, concluye.

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