Ahora es cuando llega la hora de la verdad de la gran recolección agrícola, la de la recogida generalizada de la aceituna, que nos seguirá dando buenos y más maduros AOVEs que los deliciosos tempranos y muchísima más cantidad. Una buena cosecha que se espera hasta situarse a su finalización en el entorno del millón y medio de toneladas en España, según indican buena parte de los pronósticos, y algunos como el de la Junta de Andalucía lo elevan hasta 1.680.000 en España y en 670.000 en Jaén, aunque buena parte del sector oleícola lo cuestiona por entender que son estimaciones demasiado alegres y optimistas.

Después de todo un año de cuidados, mimos y trabajos en el olivar; también de problemas y dificultades estructurales y coyunturales para comercializar con valor el ansiado producto, llega la hora de recoger el fruto, el momento de transformar la aceituna en aceites de oliva  en una campaña inédita e insólita por la aparición del coronavirus, que ha obligado al sector y a las administraciones a extremar las precauciones y las medidas de seguridad para tener una campaña segura y normalizada ante la temida pandemia. Un nuevo obstáculo con el que tienen que lidiar los hombres y mujeres que viven del olivar y de los aceites de oliva, un cultivo y un producto milenario que, pese a todo, ha resistido y sobrevivido a lo largo de los tiempos a pandemias, virus y plagas varias y que continúa produciendo cantidad y calidad de excelsos AOVEs y soberbios néctares de zumos de fruta fresca que han reforzado el liderazgo español en los últimos años.

Y entramos en esta semana en la recogida generalizada de una campaña cuya cosecha apunta alto, muy por encima de los dos millones de toneladas en España si sumamos la producción, el enlace y las importaciones. Una cantidad que hay que comercializar, y vender con valor, en una campaña que dura doce meses en una sociedad globalizada. Por eso no debemos olvidar la orientación al mercado porque no sólo se trata de recoger bien el fruto y elaborar buenos aceites de oliva, cuestiones que hemos superado felizmente con nota. Ahora debemos ganar la batalla del mercado y de los consumidores, aumentando la demanda y a unos precios equilibrados y asequibles para productores y consumidores, que son realmente los que compran y consumen los aceites de oliva. Esa es la verdadera batalla que hay que ganar.

Asensio López

Director de la revista Oleum Xauen

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