Ya son ocho los estados que se suman a la cultura del olivo, Hawai, Arizona, Georgia, Texas, California, Florida, Louisiana y recientemente descubierto el estado más septentrional del país norteamericano, Ohio, según señala el consultor estratégico Juan Vilar.

“Es usual ver olivos diseminados por las medianas de las carreteras y en todas las masas boscosas que rodean carreteras locales y estatales de este estado,  esto se debe a una difusión y propagación natural que ha tenido el cultivo en este estado fruto de la olivicultura emotiva que se ha desarrollado en ciudades a lo largo del Lago Erie, como Cleveland y Youngtown, donde a principios del siglo pasado numerosos italianos se establecieron, tendiendo a formar su propias comunidades donde preferían vivir entre personas que compartían creencias culturales similares y hablaban el mismo idioma estando muy comprometidos a mantener su herencia y creencias tradicionales”, señala.

Y añade: “Los italianos han expandido a lo largo de todo el estado sus técnicas culinarias de repostería, panadería, gastronomía y elaboración artesanal de helados,  pero no podían obviar lo que para ellos, es un símbolo de identidad: el cultivo del olivo”.

Pese a que Ohio no reúne las condiciones climatológicas adecuadas para el correcto desarrollo del olivo ya que presenta inviernos muy fríos, abundantes precipitaciones y una gran humedad ambiental por su proximidad al lago Erie,  “los italianos aposentados en este estado con cariño, esmero y  dedicación, han logrado cultivar pequeñas explotaciones de olivar,  de las que obtienen pequeñas partidas de AOVE para su consumo particular, que les hace mantener viva la tradición y herencia de sus antepasados mediterráneos, el legado del olivar y el AOVE”.

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