Arias Cañete destaca que la actividad exportadora hace de España una potencia agroalimentaria

El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, ha asegurado que “la actividad exportadora hace de España una potencia agroalimentaria, al situarnos, en términos de valor, en el lugar número 8 entre los 10 primeros exportadores del mundo”.

Arias Cañete hacía estas declaraciones en la Asamblea General de la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (CESFAC), donde el ministro ha entregado las medallas que concede esta asociación. Durante su intervención, Arias Cañete ha resaltado el buen comportamiento del sistema agroalimentario español “en las difíciles circunstancias actuales”, como ponen de manifiesto las cifras de ventas de la industria en el ámbito nacional, que se mantienen por encima de los 86.000 millones de euros, y los datos de exportaciones, en el entorno de los 36.000 millones de euros (el 12,6% del total de las exportaciones españolas), que aportan un saldo positivo a la balanza comercial de 6.000 millones de euros.

El ministro ha explicado que a estos resultados han contribuido de manera especial las frutas y hortalizas, aceite, bebidas, pescados y carnes, y despojos comestibles. Entre ellos, la carne mantiene “una clara vocación exportadora”, con una variación media del saldo, en el periodo de 1995 a 2012, del 51,8%.

Según Arias Cañete, el fundamento de esta posición del sistema agroalimentario, tanto en nuestro mercado como en los exteriores, está en nuestras explotaciones agrícolas y ganaderas. No obstante, el ministro ha precisado que estas explotaciones atraviesan por una serie de dificultades “que no permiten cubrir las expectativas que cabría esperar de una actividad económica de tanto impacto”, entre las que destaca el elevado precio de los costes de alimentación.

Para poner los medios y ofrecer los incentivos necesarios para mejorar la rentabilidad económica de las explotaciones, Arias Cañete ha indicado que su Departamento está impulsando los proyectos de ley de mejora de la cadena alimentaria, y de integración de cooperativas y otras entidades asociativas (ahora en tramitación parlamentaria).

El objetivo de estos proyectos, ha detallado, “no es otro que conseguir que la posición de las explotaciones agrícolas y ganaderas sea adecuada a su peso e importancia en el conjunto del sistema, y que de ellas se derive una remuneración que esté en consonancia con su contribución al complejo proceso de abastecimiento a los consumidores”.

Asimismo, Arias Cañete ha indicado que, junto a estas medidas, el Ministerio ha puesto en marcha dos iniciativas relevantes. Por un lado, el Programa de Innovación, Investigación y Desarrollo para el Sector Agroalimentarioy, por otro, las llíneas estratégicas para la internalización del sector agroalimentario.  

 

 

 

Planas insta al Gobierno a que logre un buen resultado en las negociaciones de la PAC

El consejero de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Luis Planas, ha exigido al Gobierno de España, “desde la lealtad, el respeto y la responsabilidad en la defensa de los intereses del sector agrario andaluz, que, debido al apoyo que ha venido recibiendo del conjunto de las comunidades autónomas, y de Andalucía en particular, logre un buen resultado en las negociaciones de la reforma de la Política Agrícola Común (PAC)”. El consejero ha insistido en que, “dada la dificultad de dichas negociaciones, la unidad de acción por parte del Gobierno central y las distintas comunidades es la mejor estrategia para lograr una reforma lo más favorable posible a los intereses del sector agrario andaluz.”

 

Luis Planas ha realizado estas declaraciones con motivo de la reunión celebrada con representantes de las organizaciones agrarias, Asaja, Coag y Upa, y de la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas Agrarias (Faeca), para abordar cuestiones relativas a la reforma de la PAC. Este encuentro constituye uno más dentro del proceso de negociación e interlocución que se viene desarrollando con el sector agrario desde hace más de dos años, a seis meses vista de la conclusión en Bruselas.

 

         El consejero ha aclarado que “puesto que Andalucía representa el 25% del conjunto del sector primario en España, es necesario que no sólo haga oír su voz, como ha venido haciendo en todo el proceso de la negociación, sino que, además, su lealtad y apoyo al Gobierno central se vean correspondidos”. En ese sentido, ha manifestado su confianza en que “tanto en la fase europea, que concluye a finales de junio, como durante el mes de julio, cuando se reúne el conjunto de las comunidades autónomas, pueda salir un acuerdo que sea beneficioso y garantice el mantenimiento de los apoyos para el sector agrario andaluz”.

 

         Asimismo, ha recordado que “desde el Gobierno andaluz, nos hemos opuesto siempre a cualquier modelo de tasa plana, ya sea nacional o autonómica, y por eso rechazaremos cualquier sistema de reparto que supusiera una pérdida de renta para nuestros agricultores y ganaderos”.

Irene Sabalete hace balance del primer año de gestión en Agricultura en la provincia de Jaén

La delegada territorial de Agricultura y Medio Ambiente en Jaén, Irene Sabalete, ha destacado la “apuesta del Gobierno andaluz por conseguir una agricultura moderna y competitiva y una ganadería con las máximas garantías, así como una industria agroalimentaria mejor dimensionada y más internacional que permita impulsar el desarrollo sostenible del medio rural”.

 

Sabalete ha realizado estas declaraciones durante la presentación del primer año de balance de legislatura de la Delegación Territorial; un año caracterizado por “la apuesta por la cohesión social y territorial, el fortalecimiento de los sectores productivos y la investigación y la innovación”, ha señalado. En total, la delegada ha cifrado la inversión en su cartera en 487 millones de euros.

 

En este sentido, a través del Programa Encamina2 para la mejora de caminos rurales, con una inversión de 11,8 millones de euros, se ha actuado en 151 caminos de 74 municipios, que se traduce en la mejora de 244 kilómetros de caminos rurales, según resalta un comunicado de la Junta de Andalucía.

 

Igualmente, la delegada ha destacado la gestión de ayudas que, sólo en este primer trimestre del año, ascienden a más de 18 millones de euros, mientras que el total de ayudas gestionadas este año en el área de agricultura ascienden a 446 millones de euros, ha concretado la delegada, de los que 403 corresponden a ayudas del Pago Único.

 

Asimismo, en este último año se han destinado 7,8 millones de euros a ayudas agroambientales, que han beneficiado a más de 3.500 agricultores, y más de 488.000 euros para ayudas a la forestación de tierras agrarias para incentivar los costes de implantación de la masa forestal.

 

Facilitar el relevo generacional de los titulares de las explotaciones agrarias es otro de los objetivos que se persigue desde la Delegación Territorial y, para ello, se ha destinado 230.090 euros que han permitido el cese anticipado en la actividad agraria a 19 agricultores. A ello se unen las iniciativas para apoyar al sector del aceite de oliva, “de tanto peso en la provincia con 581.200 hectáreas dedicadas a este cultivo”.

 

Otras líneas de ayudas que la delegada ha destacado durante su intervención son las destinadas a mejorar la calidad de la producción y de los productos agrícolas, que han beneficiado a 12 Agrupaciones de Producción Integrada, con un importe de 517.592 euros, o las ayudas a las Agrupaciones de Defensa Sanitaria y Ganadera, con una cuantía de 609.100 euros destinada a las 13 Agrupaciones de la provincia.

 

Para la mejora y modernización de regadíos, que permitirá el ahorro y el uso eficiente del agua y de la energía, Sabalete ha subrayado que se ha destinado una ayuda a 14 comunidades de regantes que asciende a 6,3 millones de euros, mientras que para favorecer el desarrollo rural se ha apoyado la financiación de acciones de diversificación, complementarias a la agricultura, para poner en valor recursos del territorio como el paisaje, el turismo, la naturaleza o la cultura. “En este año se han aprobado 185 proyectos a través de los Grupos de Desarrollo Rural de la provincia, para lo cual se ha destinado una ayuda de 4,8 millones de euros”, ha explicado.

 

Asimismo, se ha incentivado la instalación de calderas de biomasa en todos aquellos municipios que solicitaron ayuda. Para ello, se ha destinado 1,18 millones de euros para 23 calderas en 23 municipios.

COAG denuncia ante Competencia la situación de bajos precios del aceite de oliva

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de Andalucía (COAG) de Andalucía ha interpuesto ante la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) en Madrid una denuncia referente a la situación de bajos precios que está registrando el aceite de oliva. La denuncia ha sido presentada por el secretario general de COAG-Andalucía, Miguel López, y el responsable de Olivar en COAG-A, Juan Luis Ávila, con el apoyo del secretario general de COAG, Miguel Blanco.

La denuncia ha sido presentada porque COAG entiende que no se está produciendo un funcionamiento normal del mercado, ya que no se están cumpliendo las leyes de oferta y demanda, según indica la organización agraria en un comunicado. En este sentido, no se entiende que los productores reciban por su producto un precio tan bajo cuando la pasada fue una de las peores campañas de los últimos años.

 

En opinión de la COAG la CNC, como organismo encargado de velar por el buen funcionamiento del mercado, debe clarificar si hay acuerdos o abusos para especular con el producto, e investigar si la distribución ha puesto en marcha algún tipo de estrategia para bajar los precios en origen, jugando así con la ruina de los agricultores en una comunidad muy dañada por la crisis y el paro.

 

Por este motivo, COAG-Andalucía ha presentado esta denuncia ante Competencia para que estudie lo que esté sucediendo porque “consideramos que se está produciendo un abuso de la distribución”, apunta el secretario general de COAG-Andalucía, Miguel López, quien critica además que “Competencia no reacciona”.

 

COAG Andalucía hace también un llamamiento a las cooperativas para que “no se dejen intimidar ante esta estrategia de mercado en un momento en el que los datos que manejamos avisan que prácticamente no habrá enlace de cosecha”. Además, también exige que la clase política actúe y regule un sector en el que “el producto es tremendamente vulnerable” y que está “sometido a la manipulación”.

Se cumplieron los peores pronósticos

Se cumplieron los peores pronósticos. El resultado final ha sido más negativo del que inicialmente vaticinaban todas las estimaciones de cosecha. La producción de aceite de oliva en esta campaña 2012/2013 pasará a los anales de la historia como la segunda peor de los últimos años, sólo superada por la de la cosecha 1995/1996, caracterizada por una prolongada y pertinaz sequía. Y eso que son dos realidades productivas distintas.

Un millón de toneladas menos, que se dice pronto, con respecto a la pasada campaña ha sido el descenso que se ha experimentado en España. ¡Casi nada! Y ello con toda la carga y el transfondo negativo que este dato tiene para la renta de un sector y de unos productores ya de por sí lastrados económicamente por las últimas cosechas. Y para un territorio que vive de una u otra forma de este cultivo tan poliédrico y con tanta identidad. Y como no podía ser de otra manera las zonas productoras, en líneas generales, han recibido un fuerte disparo en su línea de flotación que las ha dejado muy tocadas.

Por eso la imagen de nuestra portada lo dice todo. Como dice el tópico, vale más que mil palabras. Aceite con cuentagotas. 600.000 toneladas de aceite de oliva en esta campaña corta y baja cuando veníamos de una anterior que había batido todos los registros. Histórica por cuanto superó las 1.600.000 toneladas.

Gracias a que contábamos con un enlace también histórico procedente de la cosecha 2011/2012 que dejó unas existencias superiores a las 691.000 toneladas que, pese a todo, no llega junto a la escasa producción obtenida a las medias de las últimas campañas. Y, además, los precios, que repuntaron hace meses, se han estancando; e incluso otras ratios han descendido. Si me permiten la expresión es como si se hubiera producido una especie de “ciclogénesis” oleícola. Varios “ciclones”, una suma de factores y causas adversas, que han menoscabado significativamente la situación del sector.

Toca pasar página, levantarse y otear el futuro inmediato de otra manera, desde el realismo y desde la convicción de que esto se puede mejorar si el propio sector cree en ello y hace todos los esfuerzos y los deberes por cambiar este escenario. No queda otra. Y en esas estamos. Vendrán mejores campañas que habrá que saber aprovechar y exprimir mejor. No les quepa la menor de las dudas. Mientras tanto, en esta transición que nos queda entre una campaña y otra sería conveniente optimizar los precios, desde el siempre difícil equilibrio que contente a productores y consumidores y se aproveche esta época de vacas flacas para intentar coger impulso y replantear en el futuro próximo qué queremos hacer y hacia dónde queremos ir.

Y mientras esperamos con expectación la floración y el cuaje de la aceituna para la siguiente campaña veremos si esta escasa producción motiva que se adelante la cosecha a los meses de octubre o noviembre de forma generalizada.  Por lo demás, menos mal que ha llovido en las últimas semanas de forma intensa y copiosa. No todo iba a ser malo. Esperemos que ahora cambie el ciclo. Y que la reforma de la PAC no menoscabe las rentas de este sector. Se lo contaremos en el número 3 de Oleum Xauen. Estaremos fieles a la cita en el próximo mes de diciembre.

Miguel Arias Cañete, Ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

“Estos datos ponen en evidencia la gran dependencia de la producción oleícola de la climatología y la necesidad de dotarse de instrumentos de regulación eficaces en momentos de crisis” 

Miguel Arias Cañete es desde el 22 de diciembre de 2011 ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, cargo que ya ostentó en una primera etapa en la legislatura que discurrió entre los años 2000 y 2004. En esta entrevista repasa, entre otros asuntos, la situación del sector del olivar y del aceite de oliva; analiza esta corta y escasa campaña oleícola, así como sus consecuencias; lanza un mensaje positivo sobre este sector estratégico y comparte que el reto está en la comercialización, la concentración y la calidad del aceite de oliva.

¿Qué valoración hace de esta corta y escasa cosecha oleícola?

Como usted sabe, el olivar siempre se ha caracterizado por una marcada alternancia en las cosechas (es la conocida vecería); a una producción excelente le solía seguir una reducida. En los últimos años, la mejora de las técnicas de cultivo, el incremento de las plantaciones en regadío y un favorable ciclo climatológico, en cuanto a precipitaciones, ha hecho que se enlacen varias campañas con producciones similares a las hasta entonces registradas como récords. Y que en la 2011/12 se superase el umbral del millón seiscientas mil toneladas de producción. Una pluviometría poco favorable registrada el año pasado, junto con otros factores climáticos durante el invierno y la primavera, originó un deficiente cuajado del fruto en las principales zonas productoras, sobre todo de Andalucía. Por ello la cosecha 2012/13 ha sido la más baja de la última década, con descensos muy significativos en comparación con años anteriores. Las estimaciones en estos momentos sitúan la  producción en torno a 600.000 toneladas. Estos datos ponen en evidencia algo de lo que parecíamos habernos olvidado en los últimos años: la gran dependencia de la producción oleícola de la climatología, a pesar del gran desarrollo del sector, así como la necesidad de dotarse de instrumentos de regulación eficaces que permitan actuar a las Administraciones y al propio sector en momentos coyunturales de crisis.

¿Tiene intención de aprobar medidas extraordinarias ante la pérdida de renta del sector?

Desde el mes de marzo el Ministerio se ha venido reuniendo con las Organizaciones Profesionales Agrarias para realizar un análisis conjunto de la situación del sector olivarero, así como para estudiar la posible implementación de medidas específicas. Nuestro diagnóstico es que, ciertamente, la renta de las explotaciones olivareras se ha visto afectada por las especiales condiciones climáticas de este año, si bien es cierto que la presencia de las ayudas de la PAC, el aumento de los precios percibidos y la reducción de los costes -principalmente en mano de obra de recolección- han compensado parcialmente el efecto negativo sobre la renta del descenso de la producción. Ante esta situación estamos estudiando la instrumentación de una respuesta adecuada por parte de la Administración General del Estado.

¿Cómo cree que va a responder el mercado ante esa escasa producción?

Como es lógico, el mercado está respondiendo conforme a las nuevas variables que lo definen. A consecuencia de la menor disponibilidad de cosecha y el incremento de la demanda, se está produciendo la subida generalizada de las cotizaciones. Desde los últimos meses de la campaña anterior, y ante las malas perspectivas de cosecha, se registraron incrementos en las cotizaciones de todas las categorías de los aceites de oliva. Posteriormente, una vez iniciada la campaña, se produjo un ligero descenso para luego ya ir al alza, estabilizándose en los últimos meses.  En este último periodo se observa una mayor diferenciación de los precios en origen según categorías, que en los últimos años estaban muy comprimidos. En principio, la subida de los precios debe considerarse positiva, dado los bajos precios de las últimas campañas. Además, hay que señalar que hasta el momento, y aunque habrá que estar muy atentos a los movimientos que se produzcan en el corto plazo, los precios se están manteniendo a niveles razonables, por lo que no deberían tener una marcada repercusión en el consumo. Es fundamental recordar que partimos de un alto nivel de existencias próximo a las 700.000 toneladas, lo que unido a las posibles importaciones nos sitúa en unos niveles más que suficientes para garantizar el aprovisionamiento de los mercados.

¿Teme una gran subida del precio del aceite de oliva? ¿Habrá más importaciones? ¿Se adelantará la próxima campaña a octubre?

Habrá que estar muy pendientes de lo que suceda en el campo y en el mercado, aunque teniendo en cuenta las variables actuales y como está evolucionando la campaña, todo parece indicar que el mercado se encuentra en una fase de normalización, no son probables repuntes significativos de los precios. Respecto a las importaciones, es previsible que acusen un notable incremento porcentual respecto a años precedentes, a pesar de que su cuantía será limitada, en términos absolutos. En cuanto al adelanto de cosecha, constituye una práctica que se está extendiendo, con el fin de obtener aceites de máxima calidad, pero no suele hacerse de forma generalizada. Unas existencias bajas en octubre podrían tener alguna incidencia en el adelanto de la recolección, aunque no se prevé que sea significativa. En cualquier caso querría resaltar, como antes ya apunté, que el abastecimiento del mercado está total y absolutamente garantizado.

¿Qué mensaje de presente y futuro lanza al sector?

No me cabe la menor duda de que nos hallamos ante un sector que presenta unas excelentes condiciones de cara a su mantenimiento y desarrollo de futuro. Con los adecuados instrumentos y suficiente inteligencia, el sector deberá garantizarse su sostenibilidad.  Al margen de situaciones derivadas de la propia dinámica del sector o de la coyuntura económica general, el aceite de oliva es hoy un producto versátil y altamente valorado a nivel mundial. Como integrante esencial de la dieta mediterránea es un elemento inigualable que debemos aprovechar. España está en posesión de un valioso producto llamado aceite de oliva, fuente de salud, con historia, soporte de un sector que atesora un enorme patrimonio económico, medioambiental y cultural, en el que nos corresponde ser líderes y  ejercer el liderazgo.

El reto del sector pasa por la calidad, la comercialización y la concentración. ¿Qué opinión tiene al respecto?

Coincido plenamente con esa idea. Y creo que vamos en la buena dirección. Así lo prueban los importantes avances en los procesos de sistemas de cultivo, recolección en los momentos óptimos, extracción, con especial cuidado en el  ahorro de agua y control de residuos nocivos para el medio ambiente y conservación de las calidades del aceite obtenido, en bodegas acondicionadas con las más modernas tecnologías, en muchos casos. Igualmente son notables los progresos en materia de comercialización, a través de la cuidada presentación de los mejores aceites de oliva virgen extra, la penetración en nuevos mercados y la consolidación de los existentes, lo que nos está llevando a superar cada año al anterior, en volúmenes comercializados. Desde el Ministerio estamos apostando por la internacionalización del producto, así como por todas aquellas acciones tendentes a incrementar el conocimiento del aceite de oliva. De igual forma se han incrementado notablemente los proyectos de investigación tendentes a demostrar, de forma científica, los valores saludables del aceite de oliva, como fundamento del futuro del sector.  Especial mención merece la Interprofesional del Aceite de Oliva que aglutina  a los intereses del sector, y que constituye una sólida expresión de su compromiso por el futuro. En cuanto al problema de la concentración somos muy conscientes de que el sector debe ganar en dimensión; de que la concentración debe ser un instrumento que lo haga más potente, más profesional, generador de valor y viable económicamente. Y es que la cadena agroalimentaria española presenta una asimetría que debe ser corregida mediante la puesta en marcha de políticas e instrumentos legislativos que mejoren la estructura comercializadora. Iniciativas legislativas como los proyectos de Ley de Mejora del Funcionamiento de la Cadena Alimentaria, y el de Fomento de la integración de cooperativas y otras entidades asociativas de carácter agroalimentario, en tramitación en el Parlamento, en estos momentos, van inequívocamente en esa dirección.

¿Cree que se puede producir en el futuro una reconversión en el olivar?

Si por reconversión entiende transformación, estoy por decirle que no haría falta mirar al futuro. El sector olivarero posiblemente sea uno de los que ha experimentado una mayor transformación en los últimos años, a lo que sin duda han contribuido las ayudas comunitarias de la PAC. Principalmente en  dos aspectos. De un lado, una apuesta decidida por la calidad, como hemos tenido ocasión de comentar, y de otro el aumento de la productividad y la disminución de costes. En este sentido, en los últimos 20 años se ha producido una importante implantación de modelos productivos intensivos y superintensivos, que son capaces de generar un producto de magnífica calidad a precios muy competitivos. No obstante la realidad productiva es muy heterogénea. También en los últimos años se ha producido un gran avance en el desarrollo de tipos de olivicultura más ligados al olivar tradicional, como son la ecológica, integrada, etc. que suponen un mayor valor añadido. Cabe esperar que con las ayudas que se están configurando en la actual reforma de la PAC y la puesta en valor de las producciones de aceite de calidad, bajo cualquiera de los sistemas de cultivo, el olivar conserve su dinamismo actual, siempre para mejor.

¿Es partidario de reformar y actualizar los mecanismos en el precio de intervención?

Claramente sí, aunque entiendo que cuando habla de precios de intervención se refiere a los precios de referencia para el almacenamiento privado, pues como es sabido, la intervención propiamente dicha desapareció en 1998. Y es que, efectivamente, a  pesar de los avances en técnicas de cultivo, la realidad nos demuestra, (este año, sin ir más lejos), que nos encontramos ante un cultivo eminentemente vecero, muy ligado a las condiciones medioambientales. Ante esta situación nos debemos dotar de instrumentos eficaces para los momentos de crisis. Por eso estamos trabajando en el marco de la reforma de la PAC para mejorar la regulación del sistema de almacenamiento privado, con el fin de lograr un almacenamiento “sencillo, ágil y objetivo” que permita hacer frente a posibles situaciones de desequilibrio coyuntural de mercado, como la que se ha evidenciado en pasadas campañas. En esta línea, estamos impulsando el incremento de las funciones de las organizaciones de productores, asociaciones e interprofesionales de forma que se permita que el propio sector lleve a cabo operaciones de autorregulación del mercado.

¿Si se mejora la cadena de valor dejará de utilizarse el aceite como producto reclamo?

Eso es lo que pretendemos con el proyecto de Ley de Mejora del Funcionamiento de la cadena alimentaria.  Los estudios realizados, en el ámbito del Observatorio de Precios de los Alimentos, sobre la cadena de valor del aceite de oliva, nos ha puesto de manifiesto la enorme compresión que existe entre los distintos eslabones que la configuran y que el eslabón de la producción ha soportado pérdidas en los años objeto del estudio. La experiencia ha evidenciado que el hecho de que el aceite de oliva sea considerado, junto con otros productos, como la leche, un producto reclamo produce efectos indeseables, al confundirse un precio bajo con un valor también menor del producto, lo que resulta especialmente grave. Precisamente, el alarmante descenso de los precios a los productores, en los últimos años, ha hecho que nos hayamos adelantado a las instituciones europeas y el Gobierno aprobase el proyecto de Ley de la Cadena Alimentaria, en tramitación en las Cortes cuyo principal objetivo, en el caso del aceite de oliva, es el de conseguir un sector que siendo, como es, competitivo, innovador y exportador, tenga más capacidad de traslación de costes a los precios finales. En consecuencia, es necesario corregir todos estos aspectos, y conseguir el equilibrio de la cadena alimentaria, en general, y la del aceite de oliva, en particular,  garantizando que los productores agrarios y las pequeñas industrias participen en mayor proporción en los beneficios que se generan en la cadena de valor. Estoy seguro que, en el escenario competitivo que se derive de dicho marco legal, el aceite de oliva ocupará el lugar que le corresponde, como producto  saludable, de alta calidad.

¿Cómo va a quedar el olivar en la PAC?

Para España el olivar constituye un sector estratégico que se ha configurado en el tiempo como un gran generador de innumerables bienes públicos. Desde nuestro punto de vista la reforma debe garantizar la sostenibilidad del sector. De ahí nuestro empeño en que la próxima PAC se adecue a las características del agrario español, en general, y del olivar, en particular. Creo que en el pasado Consejo se han dado pasos muy importantes en este sentido. Tanto la aproximación de ayudas prevista, de una forma más progresiva y limitada, como la flexibilización en la aplicación del componente verde harán que el sector siga recibiendo fondos comunitarios a unos niveles muy aceptables. Por otra parte, el disponer de unos mecanismos de mercado eficaces que permitan estabilidad en los precios es uno de los objetivos principales de este Gobierno. A este fin contribuirían las comentadas leyes de mejora de la cadena alimentaria y de concentración de la oferta, pero como ya he señalado, desde el marco de la reforma de la PAC, estamos defendiendo un  sistema de almacenamiento privado del aceite de oliva sencillo en su aplicación y que cumpla los objetivos de manera eficaz, así como extender el protagonismo de la regulación al propio sector, a través de sus organizaciones.

Nuevos mercados y nuevas zonas productoras de aceite de oliva, ¿pueden poner en cuestión el liderazgo español?

Si seguimos por donde vamos eso no debiera suceder, pero depende de nosotros. España es el primer país productor de aceite de oliva del mundo y como tal el primer generador de intercambios comerciales. El concepto de olivicultura, en otro tiempo reducida al ámbito del Mediterráneo, se ha globalizado. Nuevos países, como Australia, Chile, Argentina, etc, han entrado en el escenario oleícola. Otros tradicionalmente productores como Marruecos, Túnez, Turquía están reconvirtiendo su olivicultura, estabilizando e incrementando su producción presente, y con unas expectativas de futuro importantes. El nuevo escenario tiene sin lugar a dudas sus riesgos, pero también ofrece un amplio marco de oportunidades. Prueba de ello es que en los últimos años el mercado del aceite de oliva español ha mostrado un gran dinamismo y fortaleza. Hemos superado consecutivamente récords en las cifras de exportación de las últimas cuatro campañas y hemos alcanzado los niveles de comercialización más altos de la historia oleícola de nuestro país. España debe ejercer el liderazgo que le corresponde de acuerdo a su posición. Nuestro país es la cuna del olivar mundial, tenemos la mayor superficie y las producciones más elevadas. Tenemos un sector dinámico, potente y comprometido. Comercializamos más aceite que ningún otro país en el mundo. Por ser el país líder somos los que más nos jugamos en esta partida. El mercado español, como mercado de referencia mundial, debe trasmitir señales inequívocas sobre el presente del sector y por donde queremos que evolucione en el futuro, así como sobre las inmejorables particularidades del producto que comercializamos y los precios a los que debe ser comercializado. Nuestras fortalezas son innegables, pero hay que creérselas y actuar en consecuencia.

¿Es partidario de que se mejore el etiquetado para evitar confusión y de aumentar los controles contra el fraude en el aceite de oliva?

Es una constante de este Ministerio el trabajar por garantizar el legítimo derecho de los consumidores a una información adecuada y que las características del producto se correspondan con su etiquetado. En este sentido, en el contexto del Plan de Acción para el olivar presentado por la Comisión Europea en junio de 2012, se está profundizando en la defensa y mejora de la calidad, la mejora del etiquetado y la defensa contra el fraude, aspectos fundamentales para el futuro del sector. Tampoco se deben de olvidar los numerosos trabajos que se están realizando en el seno del Consejo Oleícola Internacional, por parte de la Administración nacional y del propio sector en la misma línea.

Otras consideraciones que quiera hacer del sector del aceite de oliva  

Pues no muchas más. Si acaso  reiterar que estamos ante un sector con un futuro muy esperanzador, generador de un producto cuyas cualidades se aprecian cada día más, por  los países consumidores tradicionales, y por los países con hábitos alimentarios diferentes. Un producto al que, con independencia de la competencia que se adivina en el horizonte, o quizás precisamente por ella, todos los implicados debemos tratar con la inteligencia suficiente como para mantener y acrecentar la enorme riqueza social, económica y medioambiental que representa.

José Antonio Griñán Martínez, Presidente de la Junta de Andalucía

El aceite de oliva, una apuesta irrenunciable.

Nos encontramos en una encrucijada para la Unión Europea y, muy especialmente, para la Política Agrícola Común (PAC), que determinará, en gran medida, el futuro de la agricultura comunitaria en general y de la española y andaluza en particular durante los próximos siete años. El campo andaluz, y en concreto el olivar, su cultivo más representativo, se juega mucho en el resultado de las negociaciones sobre el presupuesto y el modelo de la PAC que queremos.

El olivar andaluz, con 1,5 millones de hectáreas y un volumen de producción que ronda el millón de toneladas, constituye una de las más arraigadas señas de identidad de nuestra tierra. Trasciende la vertiente exclusivamente agraria para convertirse en elemento decisivo en la conformación del entramado social, cultural y ambiental de más de 300 municipios andaluces.

Desde el Gobierno andaluz no vamos a cejar en nuestro empeño para que nuestro sector oleícola conserve el lugar que le corresponde. Porque ello significa asegurar la rentabilidad y viabilidad de las 250.000 familias que hacen del oro verde un verdadero motor de desarrollo socioeconómico de Andalucía. Es preciso tener en cuenta que en torno a este producto se genera el 40% del empleo agrario y las exportaciones, solo en aceite, equivalen a más de 1.300 millones de euros.

Por eso, en un momento como el actual en el que nos jugamos tanto y en el que nos hemos visto inmersos en ataques comerciales por parte de países competidores, este sector estratégico ha de continuar su proceso modernizador, tarea en la que va a encontrar siempre el apoyo del Gobierno andaluz para seguir manteniendo su liderazgo en producción y situarse también a la cabeza en comercialización.

Hoy más que nunca, la apuesta por la calidad es una estrategia de presente que nos abre la puerta al futuro. El Gobierno andaluz ha puesto a disposición del sector la Estrategia Andaluza para la Incentivación del Aceite de Oliva, un documento en el que se recogen diez medidas dirigidas a impulsar la calidad y afrontar los retos más inmediatos. Y no hace mucho aprobamos la Ley del Olivar, dos ejemplos que reflejan que seguimos muy de cerca esta realidad.

Por su parte, el sector oleícola andaluz ha realizado un gran esfuerzo por mejorar el cultivo y las técnicas de extracción, el envasado y conservación de los aceites de oliva vírgenes, alcanzando unos niveles de calidad que son reconocidos en todos los países a los que exporta. Pero hoy día la calidad, con ser lo principal, no basta. Hay otros factores también claves a la hora de amplificar las posibilidades de negocio.

Debemos consolidar el camino hacia una mejor comercialización que nos permita posicionarnos también en mercados emergentes como el de China, en el que ya somos líderes absolutos por delante de países como Italia. Y se han de promover actuaciones que contribuyan a acrecentar la competitividad desde la fortaleza que da la unión. Necesitamos, en este sentido, compañías de mayor tamaño que puedan ser más competitivas y que puedan desplegar un mayor poder de negociación frente a una distribución cada vez más potente.

El creciente consumo de aceite de oliva en todo el mundo, donde es reconocido no sólo como un alimento sino como una fuente de salud, ha de ser una oportunidad que no podemos desaprovechar. Y resulta indispensable que la UE sea sensible e inteligente a la hora de enfocar sus ayudas porque de lo contrario podremos estar haciéndole un daño mortal a un sector, reitero, clave para Andalucía y España.

La del aceite de oliva ha de ser una apuesta irrenunciable para todos, también para el Gobierno de España. Contamos con la mejor materia prima y con un saber hacer que hunde sus raíces en nuestra historia. No podemos darle la espalda a un cultivo y un producto que nos aporta empleo, riqueza, salud, gastronomía, cultura y, no se olvide, un factor diferencial clave, su enorme calidad, frente a la competencia.

 

José Antonio Griñán Martínez

Presidente de la Junta de Andalucía