AgrupaJaén-Hojiblanca, proyectos de futuro (por Antonio Luque)

Está próxima la conclusión de la campaña oleícola 2012/13, un año que ha sido atípico por varios factores: una corta cosecha con un enlace superior incluso a la producción; unos precios que han sido superiores a los últimos tiempos, pero que tampoco han llegado a alcanzar los umbrales ansiados, más que esperados; y en ello han influido dos cuestiones ajenas a la voluntad del sector, como son la caída del consumo en mayor o menor medida y el abastecimiento de terceros países con cotizaciones inferiores a las de aquí, lo que ha supuesto un desplome de las exportaciones.

Como es su sino, AgrupaJaén-Hojiblanca ha trabajado para defender el interés de sus miles de olivareros con objeto de implementar su único fin: intentar conseguir la mayor rentabilidad a través de la mejor comercialización posible y el abaratamiento de costes. En este sentido la campaña de comercialización se está desarrollando con normalidad, sirviendo a nuestros clientes, actuando diariamente en el mercado dentro de nuestras posibilidades y pagando dinero a nuestros socios varias veces al año, como así lo vienen acordando sus cooperativas, una vez que la campaña 2011/12 se acabó de liquidar a comienzos de este año.  En Jaén, estamos potenciando nuestra consolidada sección de suministros para abaratar costes, lo cual está beneficiando a miles de olivareros, algo que irá a más y a lo que se une el servicio gratuito de asesoramiento a agricultores de nuestro Departamento Técnico Agrícola.

También hemos participado en las diferentes reuniones sectoriales sobre la reactivación de Cecasa, un instrumento útil para momentos complicados de mercado, pero que costará potenciar ante la atonía de los operadores. Precisamente esa atonía se ha acentuado en una campaña como esta con precios más altos, lo cual ralentiza el trabajo que tiene que realizar el sector en la línea de concentrar la oferta. Por nuestra parte seguimos incorporando a socios y abierto a integrarnos con otros grupos, como siempre lo dejamos claro en las diferentes charlas y foros a los que venimos asistiendo. El tiempo irá diciendo, pero va corriendo y las condiciones de acceso a nuestro grupo también pueden cambiar, por lo que es el momento de decidirse; los interesados, nos tienen a su disposición para hablar de futuro.

A nivel corporativo, hemos culminado la operación con Deoleo, gracias a la cual  nos hemos convertido en accionistas con un 10% del primer envasador mundial de aceites de oliva, un hito histórico en tanto en cuanto supone el acceso de los productores a este eslabón de una manera firme. Hemos expresado nuestra intención de ir a más, y ahora se trata de aterrizar en una compañía que está atravesando una situación difícil, pero que supone un canal importante de comercialización; actuaremos defendiendo el interés de nuestros socios.

Por tanto, en el futuro, tenemos abiertas cuatro líneas de trabajo para dar respuesta a las necesidades de comercialización de nuestros olivareros, y es el momento de desarrollarlas ahora para prevenir  unos años venideros que no pintan muy bien en cuanto se prevén grandes en producciones, y con un consumo que habrá que recuperar y potenciar. A Deoleo –con marcas líderes mundiales como Carbonell, Carapelli y Bertolli, a la que se une ahora Hojiblanca- sumamos el proyecto Mercaoleo para envasado de marca blanca y que ya está alcanzando volúmenes de 30.000t; la gestión de los graneles; y también otras serie de marcas que comercializamos nosotros directamente (Dcoop, Unioliva, Cordoliva, Acorsa…) sobre todo en exportación, a lo cual se unen otros productos de nuestra cooperativa como aceitunas, vinos y productos cárnicos.

En definitiva, seguimos trabajando en proyectos que permitan a nuestros socios vislumbrar el verde esperanza de los olivos en el futuro, con la garantía de que vamos a ser capaces de comercializar sus producciones y trabajar por que sea al mejor precio posible. Quien quiera sumarse, aquí nos tiene.

 

                                                                                                    Antonio Luque Luque                             

                                                                                                    Director General de Hojiblanca

Todavía se juega el partido de la PAC

Todavía se juega el partido de la PAC. Habrá que disputar aún los minutos de descuento de este transcendental encuentro. La aplicación de la Política Agraria Comunitaria en España parece que pinta bien, o al menos no ha ido mal. Ha habido poco margen para el ruido, la división y la bronca.

Las luces parece que han ganado a las sombras. Y el diálogo institucional ha prevalecido. El Ministerio de Agricultura y las Comunidades Autónomas no han estado a la gresca. Y, visto como está el patio, se agradece que, independientemente del fondo de la negociación y de las diferencias que legítimamente puedan existir, se cuiden las formas, se  mime el talante y haya acuerdos.

La elección de la comarca agraria como modelo no disgusta para nada al sector. Ahora el tiempo y los flecos de la negociación que todavía queda por discutir dirán si se ha garantizado la estabilidad del sector agrario, la vialidad de las explotaciones y su competitividad; en definitiva, se comprobará o no si ha sido un éxito, si se han alcanzado los objetivos o si la reforma es manifiestamente mejorable.  

Es cierto y verdad que se han conseguido algunos avances significativos en esta reforma, pero ciertamente también se ha fracasado en otros asuntos, como en los temas relacionados con el mercado.

Ha llamado poderosamente la atención en esta negociación el discreto consenso y la moderada unidad mantenida. Incluso el todavía consejero andaluz de Agricultura ha hecho una valoración muy positiva para los intereses de Andalucía por la consecución de un modelo uniforme de la aplicación de la PAC en España.

En cualquier caso, habrá todavía que despejar algunas incógnitas y varios interrogantes que deja esta negociación, en la que habrá que estar atentos a si finalmente se mantienen en su totalidad las ayudas, si hay trasvase de rentas entre territorios y cultivos y qué ocurrirá con el nuevo escenario que se plantea con el establecimiento del umbral de pagos mínimos de 100 a 300 euros de ayudas, entre otros muchos asuntos.

Se cumplieron los peores pronósticos

Se cumplieron los peores pronósticos. El resultado final ha sido más negativo del que inicialmente vaticinaban todas las estimaciones de cosecha. La producción de aceite de oliva en esta campaña 2012/2013 pasará a los anales de la historia como la segunda peor de los últimos años, sólo superada por la de la cosecha 1995/1996, caracterizada por una prolongada y pertinaz sequía. Y eso que son dos realidades productivas distintas.

Un millón de toneladas menos, que se dice pronto, con respecto a la pasada campaña ha sido el descenso que se ha experimentado en España. ¡Casi nada! Y ello con toda la carga y el transfondo negativo que este dato tiene para la renta de un sector y de unos productores ya de por sí lastrados económicamente por las últimas cosechas. Y para un territorio que vive de una u otra forma de este cultivo tan poliédrico y con tanta identidad. Y como no podía ser de otra manera las zonas productoras, en líneas generales, han recibido un fuerte disparo en su línea de flotación que las ha dejado muy tocadas.

Por eso la imagen de nuestra portada lo dice todo. Como dice el tópico, vale más que mil palabras. Aceite con cuentagotas. 600.000 toneladas de aceite de oliva en esta campaña corta y baja cuando veníamos de una anterior que había batido todos los registros. Histórica por cuanto superó las 1.600.000 toneladas.

Gracias a que contábamos con un enlace también histórico procedente de la cosecha 2011/2012 que dejó unas existencias superiores a las 691.000 toneladas que, pese a todo, no llega junto a la escasa producción obtenida a las medias de las últimas campañas. Y, además, los precios, que repuntaron hace meses, se han estancando; e incluso otras ratios han descendido. Si me permiten la expresión es como si se hubiera producido una especie de “ciclogénesis” oleícola. Varios “ciclones”, una suma de factores y causas adversas, que han menoscabado significativamente la situación del sector.

Toca pasar página, levantarse y otear el futuro inmediato de otra manera, desde el realismo y desde la convicción de que esto se puede mejorar si el propio sector cree en ello y hace todos los esfuerzos y los deberes por cambiar este escenario. No queda otra. Y en esas estamos. Vendrán mejores campañas que habrá que saber aprovechar y exprimir mejor. No les quepa la menor de las dudas. Mientras tanto, en esta transición que nos queda entre una campaña y otra sería conveniente optimizar los precios, desde el siempre difícil equilibrio que contente a productores y consumidores y se aproveche esta época de vacas flacas para intentar coger impulso y replantear en el futuro próximo qué queremos hacer y hacia dónde queremos ir.

Y mientras esperamos con expectación la floración y el cuaje de la aceituna para la siguiente campaña veremos si esta escasa producción motiva que se adelante la cosecha a los meses de octubre o noviembre de forma generalizada.  Por lo demás, menos mal que ha llovido en las últimas semanas de forma intensa y copiosa. No todo iba a ser malo. Esperemos que ahora cambie el ciclo. Y que la reforma de la PAC no menoscabe las rentas de este sector. Se lo contaremos en el número 3 de Oleum Xauen. Estaremos fieles a la cita en el próximo mes de diciembre.

José Antonio Griñán Martínez, Presidente de la Junta de Andalucía

El aceite de oliva, una apuesta irrenunciable.

Nos encontramos en una encrucijada para la Unión Europea y, muy especialmente, para la Política Agrícola Común (PAC), que determinará, en gran medida, el futuro de la agricultura comunitaria en general y de la española y andaluza en particular durante los próximos siete años. El campo andaluz, y en concreto el olivar, su cultivo más representativo, se juega mucho en el resultado de las negociaciones sobre el presupuesto y el modelo de la PAC que queremos.

El olivar andaluz, con 1,5 millones de hectáreas y un volumen de producción que ronda el millón de toneladas, constituye una de las más arraigadas señas de identidad de nuestra tierra. Trasciende la vertiente exclusivamente agraria para convertirse en elemento decisivo en la conformación del entramado social, cultural y ambiental de más de 300 municipios andaluces.

Desde el Gobierno andaluz no vamos a cejar en nuestro empeño para que nuestro sector oleícola conserve el lugar que le corresponde. Porque ello significa asegurar la rentabilidad y viabilidad de las 250.000 familias que hacen del oro verde un verdadero motor de desarrollo socioeconómico de Andalucía. Es preciso tener en cuenta que en torno a este producto se genera el 40% del empleo agrario y las exportaciones, solo en aceite, equivalen a más de 1.300 millones de euros.

Por eso, en un momento como el actual en el que nos jugamos tanto y en el que nos hemos visto inmersos en ataques comerciales por parte de países competidores, este sector estratégico ha de continuar su proceso modernizador, tarea en la que va a encontrar siempre el apoyo del Gobierno andaluz para seguir manteniendo su liderazgo en producción y situarse también a la cabeza en comercialización.

Hoy más que nunca, la apuesta por la calidad es una estrategia de presente que nos abre la puerta al futuro. El Gobierno andaluz ha puesto a disposición del sector la Estrategia Andaluza para la Incentivación del Aceite de Oliva, un documento en el que se recogen diez medidas dirigidas a impulsar la calidad y afrontar los retos más inmediatos. Y no hace mucho aprobamos la Ley del Olivar, dos ejemplos que reflejan que seguimos muy de cerca esta realidad.

Por su parte, el sector oleícola andaluz ha realizado un gran esfuerzo por mejorar el cultivo y las técnicas de extracción, el envasado y conservación de los aceites de oliva vírgenes, alcanzando unos niveles de calidad que son reconocidos en todos los países a los que exporta. Pero hoy día la calidad, con ser lo principal, no basta. Hay otros factores también claves a la hora de amplificar las posibilidades de negocio.

Debemos consolidar el camino hacia una mejor comercialización que nos permita posicionarnos también en mercados emergentes como el de China, en el que ya somos líderes absolutos por delante de países como Italia. Y se han de promover actuaciones que contribuyan a acrecentar la competitividad desde la fortaleza que da la unión. Necesitamos, en este sentido, compañías de mayor tamaño que puedan ser más competitivas y que puedan desplegar un mayor poder de negociación frente a una distribución cada vez más potente.

El creciente consumo de aceite de oliva en todo el mundo, donde es reconocido no sólo como un alimento sino como una fuente de salud, ha de ser una oportunidad que no podemos desaprovechar. Y resulta indispensable que la UE sea sensible e inteligente a la hora de enfocar sus ayudas porque de lo contrario podremos estar haciéndole un daño mortal a un sector, reitero, clave para Andalucía y España.

La del aceite de oliva ha de ser una apuesta irrenunciable para todos, también para el Gobierno de España. Contamos con la mejor materia prima y con un saber hacer que hunde sus raíces en nuestra historia. No podemos darle la espalda a un cultivo y un producto que nos aporta empleo, riqueza, salud, gastronomía, cultura y, no se olvide, un factor diferencial clave, su enorme calidad, frente a la competencia.

 

José Antonio Griñán Martínez

Presidente de la Junta de Andalucía

Fin de campaña, PAC y Expoliva

Ya concluyó la peor campaña oleícola de los últimos 17 años en la provincia de Jaén.  Y como se esperaba se cumplieron, incluso a la baja, los peores pronósticos en términos de producción.  Son evidentes y conocidos las dramáticas consecuencias y los efectos colaterales que este notable descenso de producción va a tener para el empleo y para las rentas de un sector en el que económicamente llueve sobre mojado.

Lo digo por aquello de que arrastra varias campañas oleícolas franqueando el umbral que separa las pérdidas de la rentabilidad. En las precedentes campañas los males eran los bajos precios para vender el mucho aceite producido. En ésta, la exigua cosecha, apenas 140.000 toneladas cuando en la pasada se superaron las 670.000 en la provincia de Jaén. Y además, los precios en origen se han estancado en un mercado que ha registrado un aumento de importaciones. Siempre hay un pero. El caso es que este sector, cuando no es por H es por B, pero tiene poca estabilidad y una gran incertidumbre, siempre está al albur de la climatología, del mercado o de otros factores.

Y si faltaba algo ya mismo va a parir la conocida PAC. Ahora enfila la recta final la reforma de la Política Agraria Comunitaria, en la que Jaén se juega algo más que su presente y gran parte de su futuro.  Es hora de que Europa se acuerde y actúe sobre las zonas que como Jaén tienen en el olivar y en el aceite de oliva, además de sus señas de identidad, su argumento para la supervivencia económica de una provincia que mes tras mes bate récord de paro. Esperemos que se pueda mantener la ficha presupuestaria que llega procedente de Bruselas por el bien de un territorio que todavía, desgraciadamente, necesita de estas ayudas.

Pero también es el momento de que el sector se ponga manos a la obra para caminar de una manera decidida en la conquista de los mercados, concentrando la oferta y aumentando el valor añadido de un producto extraordinario y valioso que tiene el reconocimiento de los consumidores. Es hora de saber aprovechar todas las oportunidades y de arriesgar. No hay más.

Por lo demás, ha comenzado la cuenta atrás para la celebración dentro de un mes de la gran Feria Internacional del Aceite de Oliva e Industrias Afines (Expoliva), el gran escaparate mundial de este producto, algo más que una feria y el evento que verdadera y realmente pone a Jaén en el mapa cada dos años como capital mundial del aceite de oliva. Una muestra de la que los jiennenses nos debemos sentir muy orgullosos y satisfechos por esta exitosa andadura de treinta años. Tres décadas de Expoliva, que se dice pronto. ¿Quién lo iba a decir?

Publicación maxi en una campaña mini

Estamos de estreno. Nace Oleum Xauem. Aceite de Jaén. Ya hemos parido este nuevo proyecto editorial que quiere remover y agitar, en la medida de lo posible, las conciencias de un sector que quiere progresar y de una tierra, la provincia de Jaén, que no quiere rendirse sin dar la batalla de la comercialización del oro líquido. Y no es fácil salir en estos tiempos al mercado con lo que llueve y sin paraguas. Por eso, doblemente hay que felicitar al Grupo de Empresas de Gráficas La Paz por hacer suyo este proyecto que le presenté, a los anunciantes que han confiando en nosotros y a los muchos colaboradores. Gracias por vuestro aliento y por creer en una criatura sin rostro, pero con mucha alma.

Y queremos tener voz propia y credibilidad, como la debe tener el sector y la provincia de Jaén en el aceite de oliva, aunque para ello sea preciso primero que haga autocrítica y tener propósito de enmienda, reconociendo errores y enfocando bien los pasos para no volver a tropezar con la misma piedra del inmovilismo. Hay fortalezas en este sector y en esta provincia en la que no nos queda más remedio que aprovecharlas sí o sí. Nos va mucho en el empeño y nunca será tarde para mejorar. Por supuesto que no. Altura de miras y luces largas son más que recomendables para ser útiles.

Y bajo esa variable sale a la calle y ve la luz Oleum Xauen. Un proyecto “maxi” en todos los sentidos que quiere poner su grano de arena y ayudar modestamente en la remontada que necesita y precisa este sector tan denostado algunas veces, tan pisoteado otras, pero tan necesario para la supervivencia de miles de productores y de familias que viven al socaire de este milenario cultivo que llamamos olivar, del que se extrae un zumo de aceituna que es ingrediente básico de la dieta mediterránea y que aún necesita ser más conocido y consumido.

Nace así una publicación que pretende ser una ventana por el que entre aire fresco para refrescar así, valga la redundancia, la situación de “impass” en la que se encuentra nuestro querido producto. Una situación a caballo entre lo numantino y lo innovador; entre el conservadurismo y las ganas por ganar el futuro, pero siempre con la firme esperanza de que algún día se concentre la oferta, se ganen los mercados, los internos y los externos, y que el valor añadido produzca más riqueza y dividendos para los que con mimo y esmero producen un aceite de excelente calidad.

Y Oleum Xauen ve la luz en una campaña “mini”, de escasa cosecha y en una coyuntura que se antoja muy dura y adversa para la provincia de Jaén. Pasamos del techo a prácticamente el suelo en términos de producción. No queda otra, por lo tanto, que levantarse, apretar los dientes y compensar este más que notable descenso a través de la vía de los precios. Así que sólo nos queda desear que tengamos una buena acogida y una larga vida. ¡Viva el aceite de oliva!

 

 

Asensio López

Director de Oleum Xauen

Miguel Arias Cañete, Ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

El aceite de oliva, sector estratégico de nuestro país

Como ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente es una satisfacción dar la bienvenida a la Revista OLEUM XAUEN, que se incorpora al análisis de un sector tan estratégico para nuestro país, como es el aceite de oliva.

La gran superficie que dedicamos al cultivo del olivar, más de dos millones y medio de hectáreas, le confiere una gran importancia desde el punto de vista medioambiental y paisajístico, valores cada vez más apreciables por la sociedad. El trabajo que genera y la importante producción por parte de las cooperativas le otorgan un carácter social de primer orden.

Y la exportación creciente, que en la campaña que acaba de finalizar se ha acercado a las 900.000 toneladas, supone una aportación muy importante al superávit de la balanza comercial del sector agroalimentario, que es uno de los pilares para la recuperación económica de nuestro país. Por ello, el Ministerio apoya de forma decidida todas aquellas actuaciones que propicien el mejor desarrollo del sector, desde la modernización en técnicas de producción y elaboración, a la promoción del consumo.

Un sector que se enfrenta a retos de futuro importantes. Entre los que destaca la gestión eficaz de una producción cada vez mayor. En el ámbito europeo, estamos trabajando decididamente para que la reforma de la PAC evite desequilibrios entre las ayudas directas percibidas por las explotaciones y las ayudas que en un futuro se percibirán una vez discutida y aprobada la reforma.

Asimismo, consideramos que es una cuestión muy importante la necesidad de disponer de mecanismos de gestión de mercados, que permitan absorber desequilibrios coyunturales entre la oferta y la demanda. Además, en el ámbito interno, el Gobierno ha puesto en marcha iniciativas que persiguen perfeccionar la legislación y potenciar determinados aspectos que estimamos esenciales para el sistema alimentario. Me refiero a los anteproyectos de ley de Medidas para Mejorar el Funcionamiento de la Cadena Alimentaria y de Fomento de la Integración Cooperativa y de Otras Entidades Asociativas, que sin duda van a repercutir de una manera positiva en la cadena de valor del aceite de oliva, en la que la producción tiene una posición de debilidad. Y también, al Programa Nacional de Innovación e Investigación del Sector Agroalimentario Español y la Estrategia de Internacionalización.

Espero que la revista que hoy presentamos sea un foro de encuentro y debate sobre la situación y los caminos para avanzar hacia un futuro que se ofrece muy positivo para el sector del aceite de oliva. Les deseo el mejor éxito en esta importante tarea.

 

Miguel Arias Cañete

Ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

Luis Planas Puchades, Consejero de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta de Andalucia

la calidad, un reto de presente y futuro

El aceite de oliva es mucho más que uno de los productos estrella de nuestra gastronomía, pilar fundamental de la Dieta Mediterránea, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Con  una extensión de 1,5 millones de hectáreas, del olivar dependen 250.000 familias de más de 300 municipios, siendo la base de la economía rural de un buen número de pueblos andaluces. Es un motor económico de primer orden y, por tanto, un producto estratégico para Andalucía. En estos momentos, en nuestra tierra se produce el 84,2% de todo el aceite español, el 51 por ciento de la Unión Europea  y el 37 por ciento mundial. En definitiva, somos líderes lo cual nos obliga a una apuesta constante por mejorar.

El sector olivarero andaluz debe aprovechar sus fortalezas. Es un sector moderno, que cuenta con el apoyo institucional, competitivo y cada vez está más internacionalizado. Sin embargo, aún nos queda trabajo por hacer para ganar en eficiencia, y para ello tenemos que ser capaces de lograr un sector agroalimentario con una mayor dimensión, con fortaleza empresarial y capaz de obtener el máximo valor añadido. Un sector que debe construir su valor en tres pilares fundamentales: calidad, sostenibilidad e innovación, y no sólo en el ámbito industrial, sino también en el de la producción.

Desde la Consejería que tengo la responsabilidad de dirigir, somos muy conscientes de lo importante que es trabajar de forma estrecha con las organizaciones agrarias, las cooperativas y los representantes sectoriales para impulsar, de forma conjunta, aquellas políticas que nos permitan seguir avanzando y alcanzar estos retos del sector.

En este sentido,  no hay que olvidar los importantes cambios tanto en el cultivo como en la fase industrial que el propio sector ha realizado; cambios que se han traducido en la obtención de los mejores zumos de aceite de oliva virgen extra. De ese proceso evolutivo destacan la incorporación de métodos de producción más profesionalizados y sostenibles, como la producción integrada, y la reconversión del proceso de molturación, que garantiza el máximo aprovechamiento de la calidad de la aceituna.

Todo este esfuerzo conjunto para consolidar un sector más moderno ha hecho posible que en la actualidad nuestros aceites sean merecedores de la más alta calidad. Y este buen hacer se evidencia, además, en el hecho de que, actualmente, Andalucía cuenta con 12 Denominaciones de Origen Protegida de aceite de oliva virgen extra, que suponen todo un reconocimiento a la diversidad y calidad de nuestra producción oleícola, a la vez que una garantía para los consumidores.

La concentración de la oferta en el sector del aceite es otra de las líneas prioritarias por la que apuesta esta Consejería, teniendo en cuenta que la mejora en la eficacia de la gestión empresarial pasa, en muchas ocasiones, por empresas de mayor tamaño que puedan ser competitivas frente a una distribución cada vez más potente. Por ello, se han puesto en marcha ayudas destinadas a fomentar la integración, la fusión y la cooperación de empresas y se han priorizado las actuaciones de modernización de industrias resultantes de grandes proyectos de concentración.

Nos encontramos en el buen camino y buena muestra de ello son los numerosos galardones con los que están siendo reconocidos nuestros aceites de oliva virgen extra en certámenes y premios internacionales, que ponen de manifiesto la continua apuesta del sector oleícola andaluz por la calidad. Pero no debemos conformarnos. Es clave que seamos conscientes de que la calidad, la concentración, la eficiencia, el valor añadido y la fortaleza empresarial deben tomarse como retos de presente y de futuro para el sector y, afortunadamente, contamos con las herramientas y las claves para lograrlo.

Manuel Vieites Rodríguez, Director del Parador de Jaén

acción comercial y de márketing

En este Parador de Jaén confluyen visitantes de todo el orbe mundial y, durante su estancia, admiran incrédulos el sinfín de olivos de cuya vista han venido gozando en su recorrido por nuestras carreteras. Durante su estancia, sus preguntas más normales son ¿cuándo se recogen las aceitunas?

¿Qué producen los olivos? ¿Cómo se recogen las aceitunas? ¿Cómo se hace el aceite?

Todas estas preguntas nunca deberían haber sido hechas si se hubiese hecho una, medianamente buena, acción comercial y de marketing.

Una agresiva acción de marketing difusiva de nuestro producto estrella haría que nuestros visitantes tuviesen un conocimiento previo de lo que van a encontrar en Jaén, enfocando su paso por otras preguntas como ¿puedo ir a ver la recolección de la aceituna? ¿Puedo visitar una almazara para ver cómo se fabrica el aceite? ¿Puedo comprar aceite en la almazara?

¿Puedo importar a mi país aceite de Jaén?

Estoy seguro de que el lector adivinará la diferencia entre las preguntas del primer párrafo y las del tercero y hará causa común conmigo que, para que las últimas puedan hacerse, los viajeros deberían haber tenido un conocimiento previo que obviase las primeras.

Actualmente se han creado infraestructuras relativas al olivar y su trayectoria desde que es un plantón hasta que sus productos han sido envasados hacen prever un amplio conocimiento de nuestra industria a todos quienes visitan sus instalaciones, pero ¿cómo se atrae a los visitantes?

¿Qué medios propagandísticos han de usarse? ¿Qué labor tienen las autoridades agrarias y turísticas para difundir nuestro aceite? ¿Quién apuesta económicamente por su difusión?.

Creo que, en tiempos críticos como los que estamos pasando, la unión ha de hacer la fuerza. Contamos con una riqueza autóctona que tiene aún mucho que aportar a nuestra sociedad y su consecución nos proveerá de un dinamismo económico que habrá de reportarnos poder repuntar de esta crisis y crear puestos de trabajo, de lo que nuestra provincia está sumamente necesitada.

Me ha impresionado siempre una frase que escuche en un seminario: “Si usted no sabe a dónde va cualquier calle le conduce allá”. Por esto mismo, como dijo Pablo Picasso, “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”.

Les deseo que sean muy felices y personas 100% virgen extra.

 

Irene Sabalete Ortega “Delegada Territorial de Jaén Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente”

líderes por calidad, producción y convicción

En primer lugar, me congratula especialmente que una nueva publicación se ocupe de nuestro sector oleícola y sirva de instrumento a agricultores, almazareros, envasadores y demás profesionales del sector para informarse y formarse. Un proyecto para el cual le deseamos los mayores éxitos.

Cuando acaba de cerrarse la campaña 2011/2012 y se está recogiendo ya en el campo la aceituna, conviene tener en cuenta algunos datos, aunque ya sean conocidos. La producción media de aceite de la provincia de Jaén en las cinco últimas campañas, según datos oficiales de la Agencia para el Aceite de Oliva, supera las 554.000 toneladas. Una cantidad que se acerca al total del aceite de oliva que se consume en España. Esta producción, además, constituye el 50,6 por ciento del aceite de Andalucía, el 41,5 por ciento de la producción española y el 19 por ciento del aceite de oliva del mundo.

Así pues, podemos afirmar que Jaén es líder mundial en el sector del aceite de oliva. Sin embargo, este buen posicionamiento no deber ser nunca un fin en sí mismo, sino el instrumento que permita, a quien ejerce de líder, acometer las actuaciones que lleven a todo su sector a conseguir las metas anheladas. No deben olvidarse las presiones y ataques de los competidores a los que se encuentra sometido este líder, una carga que acompaña siempre al éxito y a la que también debe saber hacer frente.

Por ello, para mantener su posición, el sector jiennense no debe “dormirse en los laureles”, sino, por el contrario, luchar en todo momento, no sólo para consolidar su liderazgo, sino también por ser el primero en afrontar los retos a los que deba hacer frente el olivar.

En estos últimos tiempos han sido varios los intentos de desprestigio que ha sufrido nuestro producto insignia. Ante esta situación debemos ejercer el liderazgo y alzar nuestra voz en defensa de la calidad y del buen hacer de nuestros agricultores, almazaras y envasadores, así como denunciar a las “ovejas negras” que, puntualmente, no cumplan las reglas del juego y que, con su irresponsabilidad, tanto daño hacen al conjunto del sector.

Está claro que el consumidor quiere calidad y está dispuesto a pagar por ella, incluso hasta algo más, pero, a cambio, también exige garantías. La confianza, que la otorga y la quita el que paga por la calidad, se consigue con mucho tiempo, trabajo y haciendo bien las cosas siempre. Es decir, en todo el proceso que comienza con el cultivo y la recogida del fruto, pasa por su molturación en la almazara y concluye con la extracción y envasado del aceite. Un buen hacer que debe mantenerse incluso cuando nadie lo ve. Por convicción. Por la satisfacción del trabajo bien hecho y para conseguir la excelencia.

Hoy en Jaén, como corroboran los premios nacionales e internacionales obtenidos, cada vez son más los aceiteros que apuestan por este camino y que deben ser ejemplos a seguir por todo el sector. La defensa de la calidad de nuestros vírgenes debe ser la base  de toda estrategia de futuro. Una línea de trabajo que debe estar unida a una apuesta por la concentración de la oferta, el respeto al medio ambiente, la investigación de las cualidades saludables aún no descubiertas del aceite de oliva y, además, de una promoción inteligente.

Esta senda implica un esfuerzo por parte de los productores jiennenses, no vamos a negarlo, pero también cuenta con el respaldo de la Junta de Andalucía y con el mío personal como delegada territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente. Además, tiene asegurada la recompensa: Fieles consumidores que aprecian la excelencia de los mejores aceites.