Agustín Rodríguez – Secretario general de la UPA en Jaén

el futuro del olivar pasa por la concentración, la comercialización y la apuesta por la calidad.

 

El olivar de Jaén tiene que apostar, decididamente, por la concentración de la oferta. Si queremos conseguir que este cultivo tenga futuro, no podemos seguir mirando para otro lado y permitir que las grandes superficies continúen mandando en la cadena de distribución. La venta a pérdidas, motivada por la política abusiva de esos grandes distribuidores, es una realidad. De ahí que el sector debe unirse en estructuras sólidas y fuertes, con dimensión y capacidad suficientes, para hablar de tú a tú a los cinco que compran. Actualmente, la crisis por la que atraviesa el olivar, con tres años por debajo de los costes de producción, tiene un claro origen, que no es otro que los bajos precios, irrisorios y tercermundistas, que nos pagan a los olivareros en origen. Por eso, UPA-Jaén insiste en la importancia de la concentración, en una línea en la que llevamos ya muchos años trabajando, con ilusión, pero también con resultados reales, como es la creación de Interóleo Picual Jaén, que se ha convertido en referente empresarial en la provincia y en el primer grupo comercializador de aceite de oliva.

Cierto es que no podemos dejar pasar la oportunidad que nos brindan los dos anteproyectos de Ley que el Gobierno ha puesto encima de la mesa. El primero, el de la Cadena Alimentaria, para regular la cadena de valor y que todo el mundo tenga un precio justo y que los beneficios se repartan entre todos. El segundo, el de Fomento de la Integración, tiene que ir encaminado a ofrecer un auténtico empujón a esa unión de la oferta y a esa concentración en la venta de nuestro producto para recuperar precio.

Pero tampoco podemos olvidarnos de la importancia que tiene la negociación de la futura reforma de la Política Agraria Común. A nadie se le escapa que la única política común europea, que es la agrícola, necesita de un presupuesto suficiente para asegurar la actividad agraria y ganadera que nos permitan seguir produciendo en cantidad y calidad para alimentar a todos los países. El radical descenso de 25.000 millones de euros en el presupuesto es un auténtico mazazo a las expectativas de los olivareros jiennenses y andaluces, por cuanto el campo será el que más sufra los recortes. No podemos permitirnos el lujo de que se produzcan trasvases de ayudas de hectáreas productivas, donde el agricultor y el ganadero profesional viven de su cultivo y de su explotación, la gran mayoría pequeñas, a otras hectáreas no productivas, de eriales y dehesas. Tenemos que estar muy vigilantes para que eso no ocurra, al igual que impedir que se produzcan trasvases de ayudas de unos territorios a otros.

Pero también es obligatorio que se pongan en marcha mecanismos básicos de regulación del mercado que permitan, de una vez por todas, atajar la persistente crisis de precios que está hundiendo nuestras explotaciones. Algo que no está recogido en el borrador presentado por el comisario Dacian Ciolos. En esa línea, UPA lleva proponiendo hace tiempo, y está incluido en un documento de medidas aprobado por la Junta de Andalucía y el Ministerio, el establecimiento de un Código de Buenas Prácticas comerciales que permita frenar la política abusiva de la gran distribución; el impulso de las interprofesionales para que puedan conveniar precios mínimos ligados a los costes medios de producción, al menos en situaciones de crisis; y la puesta en marcha de contratos tipo para corregir el desequilibrio en la conformación de los precios de la cadena alimentaria. La unión de todas las organizaciones agrarias y de los Gobiernos nacional y autonómico son más que nunca necesarias para que todo salga bien, ya que nos jugamos el futuro del campo.

Luis Carlos Valero – Gerente y portavoz de ASAJA-Jaén

El olivar tiene que ganarse su futuro

Finales de 2012. Después de más de tres años vendiendo aceite muy por debajo del umbral de la rentabilidad, el sector olivarero alcanza al fin buenos precios. Buenos en un panorama tan desfavorable para el olivar que el hecho de que se haya incrementado el coste del producto en origen no muestra sino una crítica realidad, que el precio del aceite ha subido, pero por la peor de las causas y en el peor de los momentos. La escasez de la presente cosecha, confirmada en el campo jienense y español en general y por el aforo oficial es el único motivo de este incremento.

Lejos de centrarse únicamente en cómo aprovechar esta subida puntual y coyuntural del precio, el olivarero debe pensar que habrá buenas cosechas futuras y que obtener un beneficio cuando el aceite sea abundante debe de ser su objetivo. Apostar por el sector a medio y largo plazo a través de planes de modernización es la opción que ASAJA-Jaén propone desde hace años, mucho tiempo antes de que la buena oferta de aceite tirara el precio por los suelos. Nuestro olivar está abocado a sufrir planes de modernización y reconversión en los próximos años para poder hacerse competitivo frente a las nuevas plantaciones de la UE y del resto países o ciudades españolas. No nos queda otra. Las fronteras son cada vez más transparentes y, por tanto, esta competitividad será también internacional. En las provincias aledañas a Jaén ya vemos nuevas plantaciones de olivares intensivos y superintensivos que crecen cada año. Producen más y más barato, claves para que el agricultor obtenga una buena renta con menores gastos. Sus dueños sí cuentan con un olivar rentable y competitivo.

Jaén, provincia hegemónica en producción de aceite de oliva no puede dejar de serlo. Se debe despertar ya del adormecimiento que está sufriendo nuestro olivar, quizá causado por el hecho de tener derechos históricos de producción acumulados a través del anterior sistema de cobro de la subvención. El peligro incipiente de una reforma profunda de la PAC debería ser más que suficiente para que todos los poderes públicos trabajasen urgentemente, con los olivareros al frente, con el fin de lograr conseguir que nuestro olivar se gane el futuro que tan necesario es para una provincia donde el predominio del monocultivo es la razón de ser de sí misma y de sus gentes.

Pablo Carazo Martínez de Anguita “Presidente de FAECA-Jaén”

Las cooperativas y el mercado del aceite

En Faeca-Jaén están federadas alrededor de 160 cooperativas, dedicadas a la producción de aceite,  en su gran mayoría se trata de empresas que destacan en el ámbito territorial en que se encuentran, debido al volumen de facturación, creación de empleo y la importante labor social que desarrollan contribuyendo decisivamente a la fijación de la población al territorio y a una mayor equidad  en la distribución de la renta. Son pocos los habitantes de  pueblos y ciudades de esta provincia, que no son socios de alguna cooperativa.

La organización de los productores alrededor del sistema cooperativo gozó de un enorme desarrollo durante los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, constituyendo desde entonces un arma poderosa que ha contribuido muy positivamente en el desarrollo económico y social de esta provincia.

Actualmente, cincuenta o sesenta años después de la constitución de la mayoría de las sociedades cooperativas que hoy existen  nos encontramos inmersos en una realidad muy distinta, a la que hay que dar respuesta desde el mundo cooperativo. En los últimos veinte años se ha hecho un gran esfuerzo encaminado a modernizar y hacer más competitivos nuestros procesos productivos, actualmente la gran mayoría de  las almazaras disponen de las últimas tecnologías que permiten producir un aceite de mayor calidad, a un menor costo, y almacenarlo en depósitos de calidad que permiten mantener la calidad durante más tiempo al disponer de unas mejores condiciones de conservación.

En estos años se han llevado a cabo multitud de cursos de formación para empleados, administrativos, gerentes, maestros de almazara, consejos rectores, etc., que han mejorado, y siguen mejorando, notablemente la formación y consecuentemente la gestión de nuestras cooperativas.

No obstante, aún quedan muchas cosas por hacer, hemos avanzado en los sistemas de producción y calidad, pero continuamos estancados en la comercialización, las palabras mágicas cuando hablamos de mercados son: “ integración cooperativa”, es imposible sin dimensión competir con los grandes operadores de mercado, tanto en la venta a granel como en el aceite envasado, paralelamente habrá que desarrollar “mecanismos de ordenación de precios” verdaderamente eficaces y capaces de conseguir el objetivo de que éstos sean dignos y suficientes para el aceite y evitar que sufran grandes oscilaciones, que a medio plazo  perjudican en mayor o menor medida a todos los que intervenimos en el proceso.

En esas luchas estamos y otros las continuarán hasta que finalmente se consigan los objetivos, que deseamos sea lo antes posible en beneficio de este sufrido sector.

Irene Sabalete Ortega “Delegada Territorial de Jaén Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente”

líderes por calidad, producción y convicción

En primer lugar, me congratula especialmente que una nueva publicación se ocupe de nuestro sector oleícola y sirva de instrumento a agricultores, almazareros, envasadores y demás profesionales del sector para informarse y formarse. Un proyecto para el cual le deseamos los mayores éxitos.

Cuando acaba de cerrarse la campaña 2011/2012 y se está recogiendo ya en el campo la aceituna, conviene tener en cuenta algunos datos, aunque ya sean conocidos. La producción media de aceite de la provincia de Jaén en las cinco últimas campañas, según datos oficiales de la Agencia para el Aceite de Oliva, supera las 554.000 toneladas. Una cantidad que se acerca al total del aceite de oliva que se consume en España. Esta producción, además, constituye el 50,6 por ciento del aceite de Andalucía, el 41,5 por ciento de la producción española y el 19 por ciento del aceite de oliva del mundo.

Así pues, podemos afirmar que Jaén es líder mundial en el sector del aceite de oliva. Sin embargo, este buen posicionamiento no deber ser nunca un fin en sí mismo, sino el instrumento que permita, a quien ejerce de líder, acometer las actuaciones que lleven a todo su sector a conseguir las metas anheladas. No deben olvidarse las presiones y ataques de los competidores a los que se encuentra sometido este líder, una carga que acompaña siempre al éxito y a la que también debe saber hacer frente.

Por ello, para mantener su posición, el sector jiennense no debe “dormirse en los laureles”, sino, por el contrario, luchar en todo momento, no sólo para consolidar su liderazgo, sino también por ser el primero en afrontar los retos a los que deba hacer frente el olivar.

En estos últimos tiempos han sido varios los intentos de desprestigio que ha sufrido nuestro producto insignia. Ante esta situación debemos ejercer el liderazgo y alzar nuestra voz en defensa de la calidad y del buen hacer de nuestros agricultores, almazaras y envasadores, así como denunciar a las “ovejas negras” que, puntualmente, no cumplan las reglas del juego y que, con su irresponsabilidad, tanto daño hacen al conjunto del sector.

Está claro que el consumidor quiere calidad y está dispuesto a pagar por ella, incluso hasta algo más, pero, a cambio, también exige garantías. La confianza, que la otorga y la quita el que paga por la calidad, se consigue con mucho tiempo, trabajo y haciendo bien las cosas siempre. Es decir, en todo el proceso que comienza con el cultivo y la recogida del fruto, pasa por su molturación en la almazara y concluye con la extracción y envasado del aceite. Un buen hacer que debe mantenerse incluso cuando nadie lo ve. Por convicción. Por la satisfacción del trabajo bien hecho y para conseguir la excelencia.

Hoy en Jaén, como corroboran los premios nacionales e internacionales obtenidos, cada vez son más los aceiteros que apuestan por este camino y que deben ser ejemplos a seguir por todo el sector. La defensa de la calidad de nuestros vírgenes debe ser la base  de toda estrategia de futuro. Una línea de trabajo que debe estar unida a una apuesta por la concentración de la oferta, el respeto al medio ambiente, la investigación de las cualidades saludables aún no descubiertas del aceite de oliva y, además, de una promoción inteligente.

Esta senda implica un esfuerzo por parte de los productores jiennenses, no vamos a negarlo, pero también cuenta con el respaldo de la Junta de Andalucía y con el mío personal como delegada territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente. Además, tiene asegurada la recompensa: Fieles consumidores que aprecian la excelencia de los mejores aceites.

José Juan Gaforio “Departamento de Ciencias de la Salud Universidad de Jaén”

El conocimiento es poder

La valorización del aceite de oliva y el incremento de su consumo en países donde habitualmente no se consumía, es consecuencia, en gran parte, de sus propiedades saludables que se están continuamente describiendo por investigadores de todo el mundo. No es de extrañar pues, que por su potencial, se quieran utilizar todas las propiedades saludables posibles para incentivar el consumo de aceite de oliva.  No obstante, la legislación de la Unión Europea  que regula esta posibilidad es bastante restrictiva. Según el Reglamento (CE) nº 1924/2006, están prohibidas las declaraciones de propiedades saludables de los alimentos a no ser que las autorice la Comisión y las incluya en una lista de declaraciones autorizadas. La finalidad de esta reglamentación es garantizar que las declaraciones de propiedades saludables sean veraces, claras, fiables y útiles para el consumidor de tal forma que, este objetivo debe tenerse presente en la redacción y la presentación de las declaraciones. Es indispensable que estas se basen en pruebas científicas generalmente aceptadas. Por consiguiente, no se autorizarán aquellas cuyo fundamento científico no haya sido evaluado favorablemente por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria por no haberse determinado una relación causa/efecto entre un alimento o uno de sus componentes, y el efecto declarado.

Con fecha 5 de mayo del 2012, se publicó en el Diario Oficial de la Unión Europea el Reglamento por el que se establece una lista de declaraciones autorizadas de propiedades saludables de los alimentos. Este Reglamento será aplicable a partir del 14 de diciembre de 2012, es decir, pasado mañana. En él hay declaraciones que afectan al aceite de oliva y, por tanto, es de extraordinaria relevancia para el sector.

Dada la importancia de esta normativa, me pregunto si: ¿es conocida esta reglamentaciónpor el sector?, ¿existe conciencia del potencial que puede tener su aplicación?, ¿se han preocupado activamente por conocer más sobre este tema?

No hay que olvidar que, el conocimiento es poder.

Rosa Vañó, Directora de Marketing de Castillo de Canena

y por fin llegó la cosecha… al mundo

Son 12 meses de espera, de incertidumbre, de alegrías y miedos. Pasan despacio, lentos, imprevisibles y de una forma que sólo los agricultores somos capaces de entender. Muchos años atrás, en un tiempo que ya casi ni recuerdo, cuando mi vida transcurría fuera del mágico mundo del aceite y del eterno de la madre naturaleza, los hitos que iban marcando el cada vez más veloz paso del tiempo se relacionaban con el perezoso verano o la entrañable Navidad, ahora mis años los van desgranando el inicio de la cosecha, las situaciones se ubican a su alrededor  y nuestras esperanzas siempre llevan su nombre.

Los aceites nuevos, fragantes, verdes, intensos casi salvajes vuelven a revolucionar nuestros sentidos y a estallar en nuestras bocas, sensaciones que casi habíamos ido olvidando y que nos vuelven a sorprender con la misma frescura, con la misma espectacularidad, todos los años. Es ese momento, entre el calor del verano que se va apagando y los grises días del invierno incipiente, el momento más mágico del año, el momento donde el milagro se materializa.

Cuando hace ya algunos años empezamos a recorrer mundo con los aceites de oliva virgen extra jiennenses bajo el brazo, la cosecha no era un tema de conversación. Los aceites no parecían tener un principio ni casi un fin, simplemente existían sin demarcación espacio temporal concreta, como si siempre fueran adultos y no tuvieran historia. Todavía recuerdo las caras de asombro en algún recóndito lugar del mundo, al comentar que para esta o aquella determinada edición o varietal “había que esperar a la nueva cosecha”. Pregunta obligada era siempre el .. ¿pero cuándo es la cosecha? ¿Es qué hay cosecha? Sí, sí hay cosecha y es el momento más intenso del año, el más enriquecedor el más temido y el más deseado.

Poco a poco, con la ayuda de cosecheros esforzados de todas las regiones y comarcas, viajeros y pioneros de los aceites de España hemos conseguido que fuera ya de nuestras fronteras, pregunten y sigan a nuestras cosechas, tiemblen los nervios al aproximarse octubre, se siga paso a paso la creación de los zumos y se rece por las catas. Ya los aceites vírgenes extras tienen edad y nacimiento, ya las cosechas tienen calificativos, colores y sabores. Ya no es sólo una fiesta nacional, es la fiesta de los que amamos al noble árbol del olivo y veneramos sus frutos, de aquellos que vivimos con intensidad los vírgenes extra, y esto ya no tiene fronteras.

 

Cándido Méndez “Secretario General de la UGT”

Por el futuro del sector olivarero español

El sector olivarero español supone una referencia no solo en el ámbito nacional, sino también en el ámbito comunitario y mundial. Este liderazgo está íntimamente relacionado con el continuo esfuerzo que realizan día a día los olivareros españoles, destinado a mejorar su producción y su calidad.

Atendiendo a los grandes números, la evolución sufrida por el sector en la última década ha sido muy positiva, con aumentos destacados de la producción, las exportaciones, etc. Sin embargo, los olivareros españoles continúan con determinados problemas que no permiten el despegue definitivo de una producción que debe ser prioritaria para España.

En los últimos años el sector ha mejorado, a través de un gran esfuerzo innovador, la calidad del producto que ofrece, aumentando su presencia, principalmente en los mercados de terceros países, como EEUU o China, donde se está empezando a valorar en gran medida el método de producción y la innovación.

Es, por tanto, oportuno, que ante las enormes posibilidades que siempre ha demostrado el olivar español, se ponga en funcionamiento una serie de medidas correctoras, frente a determinadas prácticas que están limitando la rentabilidad de la mayoría de las explotaciones olivareras.

Ya es costumbre utilizar el aceite de oliva como producto reclamo en las grandes superficies, algo que los olivareros han puesto de evidencia en muchas ocasiones. Son muchas las instituciones que entienden que la cadena de valor del aceite de oliva, en los últimos años, no genera valor añadido, sino que lo destruye.

Esto ha provocado una enorme crisis de precios en el sector en las últimas campañas, en las que las cotizaciones se han situado siempre por debajo de los costes de producción admitidos por la propia administración española. Por desgracia los olivareros han tenido que sufrir una de las mayores sequías de las últimas décadas, para ver cómo los precios en origen se situaban por encima de esos costes de producción.

El futuro del sector olivarero español tiene que pasar por el establecimiento de una verdadera política de apoyo al productor, mejora de la imagen del producto tanto en el mercado interior como exterior y establecimiento de relaciones contractuales que generen valor a lo largo de la cadena.

No debemos olvidar que alrededor de 2,5 millones de hectáreas están ocupadas por olivos en nuestro país, y que ese patrimonio cultural merece la oportunidad de seguir generando riqueza económica, social y medioambiental en el medio rural español.

 

José Domingo Sánchez, Director de la Sede Antonio Machado de la UNIA

olivar y aceite de oliva: oportunidades para la formación en la sede antonio machado de baeza de la unia

Con casi el 90% de la superficie agrícola destinada al cultivo y la totalidad de sus zonas rurales dependientes del olivar destinado a la producción de aceite, la provincia de Jaén y este sector estratégico de su territorio afrontan un nuevo período crítico que ni es el primero ni será el último. No es necesario abundar en el panorama de debilidades y amenazas al que se enfrenta el mayor monocultivo de leñosos de toda la Unión Europea: ausencia de participación determinante de los productores en los mecanismos de fijación de los precios en origen; deficiente manejo de los recursos naturales básicos en la fase productiva (erosión, pérdida de biodiversidad, disminución y deterioro de los recursos hídricos), lo que debería ser motivo para hacer autocrítica y, de esta manera, matizar y limitar expresiones como “bosque de olivos” o “dehesa de olivar”; envejecimiento de los jefes de explotación; dificultades para el relevo generacional; atomización de las explotaciones; minifundismo; aparición de nuevos territorios competidores, etc.

El olivar y el aceite de oliva, producto alimentario de magníficas cualidades culinarias y salutíferas, cuentan, no obstante, con fortalezas decisivas. Más allá de las que acabamos de apuntar, que lo han convertido en estrella destacada de la dieta mediterránea, cuya difusión hace tiempo que devino global, dispone por ejemplo de un panorama relativamente halagüeño en lo que a recursos para la formación de las personas que trabajan en el sector se refiere. Por más que la falta de profesionalización en todos los niveles se haya venido aduciendo como motivo básico de las problemáticas estructurales del sector, haciendo repaso y recuento de las instituciones y organizaciones que ofrecen formación obtenemos una buena nómina, que van desde la formación profesional hasta la universitaria en lo que a enseñanza reglada se refiere.

En la sede Antonio Machado de Baeza, la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) ha contado desde sus comienzos con una importante y destacada oferta relacionada con el olivar y el aceite de oliva. Su intento de conectar con la realidad territorial más próxima se refleja de entrada en su propia estructura académica, al contar con el Centro Andaluz para el Desarrollo Rural (CAEDER), desde el que se han coordinado numerosas y continuas actividades destinadas a incrementar la capacitación de quienes la demandan. El paso de los años ha permitido consolidar, en efecto, una oferta académica amplia y bien valorada. Entre los destinatarios se cuentan tanto alumnos universitarios próximos a su graduación y jóvenes titulados en busca de completar su formación para integrarse profesionalmente en el sector; como profesionales que forman parte ya de empresas agrarias y agroalimentarias y buscan una formación específica para el desarrollo de determinados aspectos de su actividad laboral. Tan solo en el período de tiempo que se abarca entre 2008 y 2012, se han impartido un total de 45 actividades formativas, a la que asistieron 1.568 alumnos y 567 profesores.

Más allá de la realización de cursos de formación complementaria, de una duración media de 30 horas, o jornadas aún más cortas como las que se dedican a la capacitación de los operadores en el Mercado de Futuros del Aceite de Oliva (MFAO), la principal apuesta ha sido hasta ahora la organización de cuatro títulos de Experto Universitario, que han tratado de cubrir un amplio panorama de aspectos, y que van desde el diseño de estrategias de marketing adecuadas para la venta del aceite de oliva, a la internacionalización de las empresas, la gestión de comunidades de regantes o la comercialización a través de las tecnologías de la información y la comunicación.

Para el año 2013, el avance de programación contempla cursos de formación complementaria, jornadas y cursos de extensión universitaria que van a abundar en temáticas similares y en los que participan indistintamente el Consejo Oleícola Internacional (COI), otras universidades e instituciones públicas y empresas del sector. Por otra parte, de acuerdo con la vocación y la propia denominación de la UNIA, una parte de ellos se impartirán en países que comparten la cultura del olivar y el aceite, como son Portugal, Marruecos y Túnez.

Carlos Sánchez Laín “Director de la Agencia para el Aceite de Oliva”

Una nueva campaña oleícola y una nueva edición

Ciertamente cada campaña oleícola tiene su personalidad, hasta podríamos decir que tiene su carácter individual, aunque acabemos comparándolas con unas y otras tratando de establecer referencias y sacar conclusiones. Y estamos comenzando una, la 2012/2013, que, a buen seguro, no nos defraudará en cuanto a sus caracteres que podrían ser tan singulares que pudieran configurarla con mucha propiedad.

Para empezar y mirando para atrás, es la siguiente a la que ostenta un record productivo de vértigo: ¡más de 1.600.000 t! No se trata de un récord cualquiera, estamos ante el que ha dejado pulverizado al anterior (campaña 2003/2004) al que ha superado, al cabo de ocho años, nada menos que en un 14%.

Una campaña, la anterior, que fue acumulando sequía mes a mes hasta su conclusión. Pero además de la sequía, nos ha dejó como herencia para la próxima la escasa aceituna procedente de la mala floración y cuajado precario. Y, en tales circunstancias, también nos ha legado un magnífico tesoro líquido de casi 700.000 toneladas de aceite para sumarlas a las que vengan.

Pero es que desde que se inició la actual, los olivares se han regado generosamente con aguas llovidas que no solo han dado lustre a los árboles, sino que han proporcionado a sus escasos frutos un desarrollo excelente. Y aquí estamos discutiendo las previsiones adelantadas con opiniones para todos los gustos. La realidad productiva de nuestro olivar se nos manifestará muy pronto y con rotundidad.

Es el tiempo de la prudencia y la sensatez. Pero también del liderazgo; del liderazgo sereno e inteligente y realmente ejercido, porque el que no se ejerce no existe y en este sector nos corresponde con plena legitimidad. Y de ganar el reto irrenunciable de la imagen y la calidad de nuestros excelentes aceites. Porque ganarlo es imprescindible para poder encarar otros diferentes y cada vez más interesantes y complejos que, más pronto que tarde, tendremos que acometer.

P.D. Y mis mejores deseos de éxito para este nuevo proyecto editorial oleícola que arranca en tiempos de retos y de exigencias de liderazgo.

Rafael de la Cruz, Presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Sierra Mágina

La carrera por la calidad

En las sociedades industrializadas del primer mundo, la demanda creciente de alimentos de calidad por los consumidores obliga a la industria agroalimentaria a producir alimentos que no sólo cubran las necesidades nutritivas, sino que sean además seguros, apetitosos y saludables. Asimismo, existe una creciente preocupación en el consumidor por el impacto que la producción, transformación, y distribución de alimentos ocasiona en el medio ambiente.

Estos hechos determinan que el mercado haya cambiado su fuerza impulsora y su orientación, primando la calidad sobre la cantidad, o lo que es lo mismo, que la industria agroalimentaria pase de fijar objetivos centrados en la producción, a prestar atención preferente a las demandas de calidad del consumidor. El aceite de oliva es un claro ejemplo de ello, aún  más cuando en él esa calidad descrita es su mejor argumento para competir en el mercado, pero claro con la total garantía de esa calidad.

La carrera por la calidad en la que compite el aceite de oliva no tiene línea de meta, ello supone ir elevando los controles sobre el producto de manera que se maximiza el esfuerzo para que la citada calidad se alcance. Por tanto, no se puede entender la calidad como un parámetro que se minimiza hasta el límite inferior permitido, para así cumpliendo con la mínima calidad exigible maximizar los beneficios. La calidad sobre todo en nuestro aceite de oliva es un concepto moral que tiene que dejarse guiar por la aseveración de Henry Ford que decía: “La calidad significa hacer lo correcto cuando nadie está mirando”.

No es posible que el sector del aceite de oliva (productores, almazareros y envasadores-comercializadores) convenza a los consumidores de la calidad de los aceites de oliva, si cada vez que se publicita el resultado de una inspección que señala, a los que no lo hacen todo lo bien que debían al etiquetar el aceite de oliva sobre todo el virgen extra, se movilizan contra los que inspeccionan o ponen en tela de juicio  el método Panel test estableciendo una duda sobre su objetividad. Por el contrario, creo que sería mucho más convincente que el sector estableciera conjuntamente con las administraciones competentes  un plan ambicioso de control de los aceites de oliva, sobre todo de los virgen extra, que llevado a cabo con firmeza y rotundidad diera a los consumidores la certeza de que no se les da gato por liebre;  afianzando la credibilidad de un producto magnífico, el aceite de oliva virgen extra en el que siempre la etiqueta refleje la calidad del producto que ampara, lo que reforzará su apuesta por la calidad.

De la misma forma, la calidad tiene que ver con lo auténtico, que a su vez tiene mucho que ver con la claridad en definir el producto, con la sencillez de su etiquetado de manera que lo que se ponga en la etiqueta  lo entienda todo el mundo. Tenemos que exigir, si estamos convencidos de que la estrategia del aceite de oliva es la calidad, que una etiqueta de aceite de oliva no se parezca en nada al vulgarmente llamado “recibo de la luz” que nadie lo entiende, cumpliendo así el objetivo de confundir de los que lo emiten. Por el contrario, las etiquetas deberían reflejar las  características del aceite de oliva de manera que las entiendan meridianamente todos los consumidores eliminando la confusa definición de los tipos de aceite de oliva. Es tiempo de trabajar para conseguirlo, porque la confusión es un mal compañero en la carrera por la calidad.