Ya estamos en 2016, un año que se prevé intenso e incierto para el olivar y el aceite de oliva. La amenaza de la sequía está ahí como una espada de Damocles, en un año en el que se despejará el interrogante de cómo discurrirá está campaña 2015/2016 en términos de disponibilidad de aceite, de precios y de existencias.

 

2016 será también el año en el que quedará totalmente clarificado el nuevo escenario de los números que nos ha traído la nueva Política Agrícola Común (PAC), con datos concretos y con el contraste de cifras respecto al anterior marco. Un nuevo ejercicio que estrenamos y en el que la Junta de Andalucía volverá a solicitar ayudas asociadas para el olivar en pendiente. Además, sería recomendable y necesario pensar y repensar fórmulas que permitan la supervivencia del olivar tradicional más allá de que tenga un papel secundario como complemento de rentas.

 

En este año 2016 se tiene que impulsar el Plan Director del Olivar, así como el Programa de Desarrollo Rural para el marco comunitario 2014/2020. En este año continuarán los llamamientos a los procesos de integración y de concentración, sin olvidar las campañas de promoción, amén de las apelaciones a la mejora de la eficiencia, de la calidad, de la sostenibilidad, de la competitividad, del equilibrio del mercado y de corregir los desajustes en la cadena de valor en este sector tan estratégico como es el oleícola.

 

Además, habrá que profundizar en abrir nuevas expectativas en el campo del oleoturismo, en consolidar el adelanto de la cosecha temprana y de los primeros aceites que tan elevada calidad y marchamo reportan, sin dejar de investigar y explorar en el componente saludable del aceite de oliva y en la conquista de los fogones, desde los caseros hasta los de los cocineros más prestigiosos y afamados.

 

Sin temor a equivocarme es innegable que los aceites de oliva vírgenes extra volverán a brillar con luz propia en este 2016 en premios, certámenes, guías, ferias y muestras, en un año que certificará la desaparición oficial del Mercado de Futuros del Aceite de Oliva (MFAO) y en el que acabará la moratoria solicitada a cuenta de la reducción de los ésteres etílicos de aceite de oliva.

 

Y sin olvidar otros muchos asuntos y una repleta relación de temas sobre el olivar y el aceite de oliva, en este año 2016 se avanzará en los trabajos para que el paisaje del olivar sea declarado como Patrimonio de la Humanidad y continuarán los llamamientos al relevo generacional tan necesario para reforzar la incipiente y nueva cultura oleícola, más preparada y profesionalizada. Y todo ello sin saber si finalmente prosperará la investidura de un nuevo Gobierno; o si, por el contrario, se volverán a convocar elecciones y el actual Ejecutivo continuará en funciones. En cualquier caso, buen año 2016,  buena cosecha y buen zumo de aceituna. Y ¡qué llueva, qué llueva!

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