Después de más de diez años de un largo y tortuoso camino para contar con la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Aceite de Jaén es un poco desalentador, por ser suave en el calificativo, la respuesta lenta y tibia que parte del sector productor de la provincia de Jaén está dando para inscribirse en esta figura de protección, que bien gestionada y con una buena hoja de ruta tendrá a buen seguro diferenciales de precios atractivos al estar al abrigo de este paraguas que es marchamo de calidad y de excelencia.

Y partiendo de la base que las decisiones que cada cual adopte son legítimas y respetables, opino que no es de recibo que parte del sector productor de aceites de olivas esté a verlas venir para ver los primeros pasos y si es operativa la andadura de la IGP Aceite de Jaén, en una provincia en la que, por desgracia, cuesta Dios y ayuda poner en marcha cualquier proyecto, cuando no se perpetúan sine die o se eternizan en el tiempo.

Creo que sería un grave error no apostar con decisión por la IGP Aceite de Jaén desde el principio, sin fisuras y sin titubeos, una IGP a la hay que respaldar y dar musculatura de forma abrumadora, imprimirle la velocidad de crucero que necesita y una marcha más. Para ello hace falta que los productores, envasadores y comercializadores de la provincia de Jaén hagan suyo este proyecto, como ya lo han hecho una docena de empresas o sociedades, para ganar el presente y el futuro en la provincia que ostenta el liderazgo productor de aceites de oliva. Y eso no es poca cosa.   

*Asensio López, director de la revista Oleum Xauen

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